Bromeamos dos segundos al documentar nuestros equipajes y, ¡sorpresa!, en cinco minutos ya estábamos sentados juntos. Fuimos compañeros de viaje. Dos o tres palabras con el esquelético joven treintón mediana estatura, tez blanca y bajo nivel de estudios. La oscuridad de la medianoche invadió de inmediato al grupo de pasajeros que viajamos a Guadalajara. El conductor apagó la luz. Hora de dormir confiada en continuar el plan al amanecer.
Hacía muchos años que no viajaba en autobús. Ninguna sorpresa esperaba, pero no fue así. Transcurrieron quizá cuatro horas cuando de la nada desperté con la mano del degenerado en la pelvis.
¡Estúpido! —grité—, acompañado de golpes en el cuerpo. Me arrepentí de no haberlo exhibido y evitar futuras agresiones a otras mujeres.
Vulnerabilidad de la mujer, un negocio
Empresas que se dicen serias negocian con la mujer. Autobuses de Oriente presume de otorgar protección a la mujer para que viaje protegida por otra mujer. Sólo es un engaño; hacen negocio al cobrar un mayor porcentaje en el boleto.
ADO “Es su seguridad”, es lo primero en leer en el eslogan que está a la vista al acercarse a la ventanilla de la terminal de autobuses.
—Un boleto para Córdoba. El vendedor en el mostrador muestra el precio en 434 pesos y los lugares en verde para escoger el asiento.
Se asoma el temor de repetir la historia —no quiero compartir asiento con un hombre—. La mirada se detiene en el cuadro color rosa; explica que es un lugar protegido para la mujer.
¿Tiene asignada una mujer la empresa?
—No, pero una mujer viaja al lado, explica el vendedor.
Su costo es mayor a 464 pesos. Al abordar en efecto llega una mujer con su bebé a sentarse a mi lado; ella pagó 434. ¡Decepción!: la empresa nos utiliza y hace de nuestra seguridad un negocio. El transporte público no garantiza la seguridad de sus usuarias como correspondería; no hay un viaje seguro. Hacen de la protección de los derechos de las mujeres en el trasporte público su negocio.
¿QUÉ HA HECHO EL IVM PARA EVITAR LA VIOLENCIA DE LA MUJER EN EL TRANSPORTE?
Contamos con la Ley 235 de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia para el Estado de Veracruz de Ignacio de la Llave; quizá completa ataja cualquier tipo de daño causado a este sector poblacional. Sin embargo, ¿dónde está la prevención con estrategias y acciones coordinadas y anticipadas para evitar la violencia contra las mujeres, tal y como lo establece el Capítulo Único en su fracción XXIV? El Artículo 19 del Capítulo 1 de la Competencia Estatal refiere que son facultades y obligaciones del Gobierno del estado garantizar el ejercicio pleno del derecho de las mujeres a una vida libre de violencia.
Tal pareciera que las autoridades gubernamentales son engañadas por empresarios del transporte foráneo, porque no existe una real protección a la mujer: sigue expuesta a los tocamientos libidinosos sin consentimiento. El Instituto Veracruzano de la Mujer retomó un programa emprendido en 2014 por la Dirección del Transporte Público, a través de la entusiasta titular de la Unidad de Género Sabina, quien instrumentó convenios con empresarios transportistas locales en Xalapa y Banderilla de Mujer Segura en el Transporte, que consistió en brindar servicio en unidades rosas exclusivas para la mujer. ¿Hasta cuándo, señoras defensoras de los derechos de la mujer, harán realidad lo que ustedes mismas han clamado hasta el cansancio, y ya lo proclamaron ley?