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Redacción: El País.

Los gigantes tecnológicos regresaron este miércoles al Capitolio para entonar el mea culpa y para tratar de convencer a los senadores, a apenas dos meses de unas elecciones legislativas cruciales, de que sus compañías están hoy mejor preparadas para combatir las injerencias extranjeras. Sheryl Sandberg, directora de operaciones de Facebook, y Jack Dorsey, director general de Twitter, comparecieron ante el mismo Comité del Senado ante el que sus respectivas compañías reconocieron, hace ya casi un año, que Rusia utilizó cuentas falsas para difundir mensajes políticos en las elecciones presidenciales de 2016, que llevaron a Donald Trump a la Casa Blanca. “Fuimos demasiado lentos en identificarlo y demasiado lentos en actuar, la injerencia fue completamente inaceptable”, reconoció Sandberg. “Esto no es una plaza pública sana”, añadió Dorsey, “y asumimos la responsabilidad completa de arreglarlo”.

Cuando los miembros del panel le pidieron una definición de red social, Dorsey, al frente de una que cuenta con más de 300 millones de usuarios, habló de “una plaza pública”. “Fomenta y aloja conversaciones”, explicó, “pero también entraña riesgos”. “Nos vimos mal equipados para la inmensidad de los problemas que detectamos. Abuso, acoso, ejércitos de trolls, propaganda a través de bots, campañas de desinformación… esto no es una plaza pública sana”, admitió Dorsey, “y asumimos la responsabilidad completa de arreglarlo”.

Los dos ejecutivos de Silicon Valley desplegaron estilos antagónicos. Sandberg, curtida en la política como consejera de la administración Clinton, habló con sobriedad, mirando a los ojos a sus interlocutores. Dorsey, prototípico ejecutivo tecnológico, que se definió como tímido, leía de su móvil. Los escasos dos metros que los separaban en la mesa simbolizaban la distancia entre las dos élites norteamericanas, la de Washington y la de San Francisco. Pero los dos compartieron protagonismo con una silla vacía, la que dejó a la derecha de ambos Google, que declinó la invitación de los legisladores, en un gesto que el senador republicano Marco Rubio calificó de “arrogante”.

Las tres compañías llevan meses cuestionadas por su desproporcionada influencia en la manera de pensar de la gente, por su deficiente manejo de los datos personales que los usuarios les confían y por su vulnerabilidad a la manipulación por parte de agentes extranjeros. Sandberg y Dorsey respondieron con tono conciliador, reconociendo su responsabilidad, detallando las medidas que ya han puesto en marcha y mostrando disposición a trabajar conjuntamente con sus competidores, así como con legisladores y fuerzas de seguridad, para responder a los desafíos comunes.

Los legisladores no pudieron ocultar cierto escepticismo sobre la capacidad de las compañías tecnológicas de dar respuesta solas a estos retos.”Todavía hay mucho trabajo por hacer. Y soy escéptico sobre que, finalmente, sean ustedes capaces de responder a este desafío por su cuenta. El Congreso va a tener que actuar”, resumió el senador demócrata Mark Warner. “La era del salvaje oeste en redes sociales se va a acabar. Adónde vamos desde aquí es una pregunta abierta”.