Ricardo García Guzmán es una auténtica pieza del museo del horror.
Ha engañado a cuatro gobernadores –Miguel Alemán, Fidel Herrera, Javier Duarte y Miguel Angel Yunes-; ha hecho de Pánuco un enclave familiar por la fuerza en las últimas dos décadas y ya mismo se mantiene en el poder gracias a sospechosas alianzas criminales.
Su última fechoría, ser presunto responsable de arrojar un pedazo de miembro humano, una mano cercenada, al domicilio de la aspirante a diputada local por el Partido Verde, Octavia Ortega Arteaga, quien encabeza la preferencia ciudadana en Pánuco.
Los hechos ocurrieron el domingo por la tarde en el portón de su casa donde fue arrojada una mano con una advertencia escrita en una cartulina verde fosforescente.
“Este es un mensaje para que (te) reportes con quien tengas que reportarte, deja de andar regando dinero por dondequiera, o te reportas o te olvidas de tu campaña tu gente de seguridad no te hará el paro cuando vayamos por ti, el que avisa no es traidor”, reza el cartel.
Luego del hecho, la afectada denunció que dichas amenazas provienen de una “familia poderosa” de Pánuco.
La única familia poderosa en Pánuco, no dicho por ella, tiene nombre y apellido, son los García Guzmán quienes tienen bajo su control la alcaldía y diputaciones y son los amos y señores de la región desde hace muchos años.
Octavia Ortega en el 2011 sufrió la pérdida de su esposo José Guadalupe, dirigente priista asesinado por razones políticas; ha sido víctima además de un atentado en el 2013 al arrojar un petardo a su domicilio con sus hijos dentro lo cual la obligó a sacarlos de fuera de México.
Y también en el pasado fue amenazada al pretender disputar la alcaldía justamente a uno de los hijos de Ricardo García Guzmán. En aquella ocasión se retiró de la contienda.
Hoy una nueva amenaza la tiene en el paredón previa señal que adelanta un atentado a su vida. Atrás de todo está la presunción de una autoría intelectual que recae en la familia del ex contralor de dos gobiernos –el de Miguel Alemán y el de Javier Duarte-, ex priista, ex pepista y hoy redomado Miguelista (Yunes Linares) a quien al igual que a los otros, ha entregado su más sólida lealtad… a conveniencia.
Señalado por el propio Miguel Angel Yunes como uno de los más importantes operadores de la corrupción del gobierno de Javier Duarte, de pronto es perdonado y el señor de Pánuco, con el aval del poder central, continúa como dueño de vidas y hacienda.
Tras el macabro hallazgo de la “mano peluda” en casa de la Tava, así le dicen a la aspirante, mentes “brillantes” con el sello de la casa, deslizan a las redes un audio en donde supuestamente el gobernador Javier Duarte le precisa a la entonces presidente de la Mesa Directiva del Congreso del estado, Octavia Ortega Arteaga, presunta entrega millonaria al también entonces diputado Ricardo Ahued, hoy aspirante al Senado por Morena.
¡Juego perfecto!
Para el orquestador de tan tosco entramado político, para el quedabien que le organizó en días pasados tremendo mitin en Pánuco al aspirante Miguel Angel Yunes Márquez, de un solo tiro buscó matar al Verde y a Morena… en Pánuco.
No contaba con que la gata les saldría respondona.
Octavia acudió a Xalapa con la prensa para denunciar, luego a la Fiscalía para consignar, para luego dirigirse a Palacio de Gobierno para dejar muy en claro quién es la “familia poderosa” que la está amenazando.
Mientras Ricardo Ahued con su característica valentía declara que “es lamentable que se pretenda manchar el nombre de un servidor con un video tan chafa; yo de broma les diría que hubieran contratado a un mejor imitador, a Gilberto Gless; yo me voy a lo serio, a lo respetable, es lamentable que se atrevan a hacer esas grabaciones tan ridículas”.
Y sí.
Al más puro estilo ranchero, plagado de tosquedades y bruscas torpezas quienes tienen escriturado Pánuco están dispuestos al crimen a la menor disidencia sin que hay poder legal que lo impida.
¡Que pena!
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo