** Una situación que por “muy vista”, llegamos a creer que es “normal”, que así “es” y “seguirá siendo”; hoy más que nunca queridos Lectores, cuando en México se respira otro “aire” y una Esperanza cierta, les comparto mi firme convicción de que las Injusticias diarias que sufrimos o presenciamos, aún “pequeñas”, debemos de Denunciarlas por todos los medios posibles: por “las benditas Redes” de las que habla AMLO; en esta columna y en todos los demás Medios que siempre están abiertos a la Ciudadanía.
** Hace un par de noches, pasadas las 10.30, presencié algo que ya había visto en la ciudad de Veracruz y que –admito- consideraba en otra época, que estaba “bien”, porque así lo decían las Autoridades: la revisión policial a “personas sospechosas”.
** Resulta que una patrulla de Marinos “interceptó” a un hombre joven que cargaba una mochila de mezclilla. Todos los que estábamos en la tienda –ya saben cuál y que proliferan como hongos en nuestra ciudad-; nos limitamos a ver y a comentar: a la espera de que algo malo sucediera.
SOSPECHO QUE ERES POBRE…
** El hombre fue puesto contra la batea de la camioneta: y se le obligó a sacar todas las cosas que cargaba en su modesta mochila. Estábamos en una calle del Centro Histórico de la ciudad, en el segundo “cuadro” pasando la avenida Allende, y como los “Marinos” vieron que tenían bastante “público”, se colocó uno de espaldas al lado del ciudadano, y uno de frente viéndonos: para evitar fotos –que además estábamos en nuestro Derecho de tomar- y la revisión duró casi 10 minutos: le pidieron Credencial de Elector y explicaciones de dónde venía y a dónde iba.
** El joven se mantuvo tranquilo esa era nuestra impresión a poco más de 100 metros de distancia: los “Marinos” (entrecomillamos, porque cada vez más se fortalece la versión de que son policías vestidos así los que operan en la Policía local y no elementos de la SEMAR…) le ordenaron meter sus cosas y así como llegaron, se treparon a la batea de la camioneta y se fueron. El hombre se quedó un momento a la mitad de la calle oscura y aunque titubeó en seguir su camino, viró hacia la tienda y ahí nos enteramos qué había pasado.
** Explicó que es trabajador en el puerto de Veracruz, en una empresa que no quiso mencionar aunque el logo de su camisa era visible: dijo que no quiere “problemas” porque los “Marinos” le preguntaron si cargaba “mota”, si en su bolsa traía “herramientas”, “facas”, “mochas”; y todo el “interrogatorio” era para saber si traía dinero u otras pertenencias de valor. Dijo que no es la primera vez que le sucede pero que no es el único al que le ha pasado: muchos de sus compañeros de turno refieren experiencias similares.
** Y aquí viene la revelación importante: dice el trabajador de la APIVER, que todos los obreros de las diferentes empresas que ahora hay en el puerto, del turno de la noche, saben que en algún momento del trayecto de su trabajo a sus casas, ubicadas en colonias populares de nuestra ciudad, podrán ser “interceptados” por “Marinos”, en estas “revisiones de rutina” les dicen, y aunque no ha sabido de abusos, explica que sus compañeros saben que la policía “los espera” a la salida de los muelles, aun sabiendo que son obreros que vienen extenuados del trabajo duro.
** ¿Es Justa esta situación? Le digo al joven trabajador que no: que obviamente no. Y la mayoría de los que estuvieron como yo, de “mirones”, opinó lo mismo. El trabajador admite que si no hubiera sido por todos los que nos detuvimos abiertamente a mirar el actuar de los “Marinos”, quizá hubiera tenido que entregar 20 pesos “o hasta más” para “el refresco” de los oficiales. ¿En serio?, el hombre mueve la cabeza afirmativamente. A un compañero le quitaron una navaja suiza: “decomiso” le dijeron, y no pudo hacer nada.
EL RACISMO DE LOS IGUALES, EL PEOR…
** Roberto L., es un hombre recio, trabajador también del puerto, joven en sus 30, de pequeña estatura, moreno de pelo negrísimo como sus ojos y su bigote a lo Zapata, el bueno.
** Me cuenta Roberto, con la confianza de saludarnos desde hace 5 años en el CH y de que conozco a su madre y a su esposa –una mujer que le dobla en estatura, de los Altos de Jalisco supongo, blanca y de ojos clarísimos-; que una noche, después del trabajo pesado, pasó a casa de su mamá a buscar a su pequeña hija –que tiene los rasgos de él, pero salió a la madre en lo blanco de la piel, el pelo claro y los ojos gris-verdoso-; y la niña hizo berrinche porque quería quedarse en casa de la abuela.
** Cargó a la pequeña berrinchuda de 3 años y medio, con todo y mochila, y no había caminado ni media cuadra por Independencia, cuando de una patrulla de “Marinos”, saltaron tres que lo acogotaron de inmediato: la pequeña empezó a llorar más, asustada. Como pudo, me cuenta, les explicó a los policías que era su hija y que lloraba porque quería seguir en casa de la abuela que vive les decía, “aquí a la vuelta, por favor, vamos…”
** Los “Marinos” le dijeron que no. Que “ya mero” con esa “traza” iba a tener una niña así. Que de seguro la niña “es robada”. Que le van a partir toda su Alma y demás. Roberto comenzó a sentir temor. Les pidió hacer una llamada. No quisieron. Se le ocurrió decirle a la pequeña: “¿quieres que estos policías se lleven a Papá?” La niña les gritó entonces que “no” y les manoteó a los oficiales. Ya sin llorar y con gesto retador. Los hizo reír. Roberto pudo hacer la llamada y su Madre estuvo en 1 minuto a su lado como exhalación. Tuvo de todos modos, que llamar a la esposa y pasarle el cel a los oficiales que le preguntaron cómo iba vestida la niña y varias preguntas más. Los dejaron ir.
** Me dice Roberto, con muy buen humor, que no le molesta el episodio: que quienes no lo conocen le preguntan de entrada si es su hija; y al poco de observarla caen en la cuenta de que hay rasgos inconfundibles. Dice que estuvo a punto de llamarme como “testigo”. Nos reímos. Pero sabe que fue una situación de riesgo: “me llevan a mi, ¿y qué pasa con mi niña…?
** Ya no le digo que sí: que fue muy riesgosa la experiencia. Y que está muy bien el actuar “rápido” de los policías: porque de que hay niños robados y abusos miles, es verdad. Pero que el componente racista de la intervención, es lo que molesta y lo que constituye un Abuso. Una Injusticia. Hay formas. Y un protocolo de actuación policial, brilla por ausencia en Veracruz.
** Se los dejo para la Reflexión. Buen miércoles.
DEL DICCIONARIO A LA DIABLA…
PEQUEÑA INJUSTICIA.-El abono para las grandes calamidades que un Pueblo deja pasar y crecer.
RACISMO.-Un gen en el ADN del Mexicano: “indio”, le dice uno a otro; “negro” le espetan otros: “prietos”, “nacos” y ahora: “chairos”. // Dícese del Arma que suelen esconder, muchos políticos.
JUSTICIA.-Una aspiración perenne: una forma de Vida y de ver el Mundo.
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