Bernardo Gutiérrez Parra
El pasado 18 de enero fueron encontrados los cuerpos de 12 personas maniatadas y con el tiro de gracia en la comunidad Cerro de Nanchital perteneciente al municipio de Las Choapas. Como respuesta a esta masacre, el gobernador Cuitláhuac García dijo que no se permitirá la impunidad, que se daría con los responsables y eso fue todo.
Pero la impunidad se permite sus libertades por encima de lo que diga el gobernador.
Sin contar esos muertos, del 1 al 18 de enero se cometieron en Veracruz 56 asesinatos, 17 plagios y nueve feminicidios. Es decir, la danza macabra y delictiva sigue impune.
Como es su deber los reporteros documentaron puntualmente cada caso sin emitir juicios. Simplemente se concretaron a contestar las seis preguntas que a diario les hace la sociedad. Qué (sucedió); quién (fue el agredido); cuándo (se cometió la agresión); cómo (se cometió); dónde (sucedió el hecho) y por qué (motivo).
Pero a los gobernadores siempre les han purgado los reporteros que dan malas noticias. El priista Javier Duarte los hostigó; el panista Miguel Ángel Yunes los dejó sin convenios. Y el moreno Cuitláhuac García se pasó de lanza.
El viernes anterior en Córdoba, Cuitláhuac pidió a los reporteros no angustiar a la población con noticias plagadas de sangre y muerte porque en Veracruz se respiran otros aires. “No seamos alarmistas, eso (los asesinatos, secuestros violaciones, feminicidios, etc.) era mucho antes. Ustedes recordarán cuando todo se pintaba de rojo”. Ahora –dijo- se vive un clima de paz y tranquilidad.
Y en parte tiene razón; si antes Veracruz estaba pintado de rojo hoy está teñido de púrpura. Y el clima de paz y tranquilidad seguramente existe su casa porque en el resto de la entidad la cosa está que arde.
Ese tipo de comentarios tan fuera de toda óptica ¿son producto del cinismo o negación de la realidad?
Creo que son una negación de la realidad aderezada con una pizca de cinismo. Para Cuitláhuac los crímenes ya no existen en Veracruz igual que para López Obrador la corrupción ya no existe en el país.
Ambos, alumno y maestro, están instalados en un mundo alterno donde no pasa nada; maravilloso como el país que visitó Alicia.
Pero la realidad es más violenta y cruenta que en años anteriores cuando en medio de las primeras masacres Fidel Herrera decía: “Vamos bien y viene lo mejor”.
Si es frustrante que el gobierno de Cuitláhuac García no tenga la voluntad de disminuir, aunque sea un ápice la inseguridad. Es hasta patético que utilice con desparpajo su realidad para mostrar un Veracruz que solo existe en su imaginación.
En Veracruz los crímenes no disminuyen, se alternan. Si en un mes baja el secuestro, suben el asesinato doloso y el feminicidio. Si al otro mes baja el feminicidio, el asesinato doloso sigue a la alza y aumenta el secuestro. Si al siguiente baja el asesinado doloso, suben los feminicidios y los secuestros.
Y así, con la casa ardiendo, le piden a los reporteros que ya no contabilicen muertos, que ya dejen de jorobar con sus malas noticias porque ahora se viven nuevos tiempos. Y es que la paz y tranquilidad (que nadie ha visto en años) regresaron por fin a Veracruz.
Supina injusticia en el COBAEV
Alejandro de la Cruz Garnica Fernández, seguiría siendo un priista de quinta de no ser porque se fue de ese partido por la puerta de atrás y ahora es un connotado advenedizo que cayó de pie en Morena. Tan es así que fue nombrado subdirector administrativo del COBAEV donde ha hecho lo que se le ha pegado la gana.
Con ayuda de un poderoso subsecretario de SEFIPLAN, Alejandro de la Cruz logró el pasado 7 de enero que en 24 horas un juzgado revirtiera la sentencia de separación del cargo en base a las pruebas entregadas de tres trabajadoras, que fueron despedidas de manera injustificada durante la pandemia, exactamente el 14 de julio.
No conforme con haber cometido una injusticia, su siguiente paso fue despedir a Eulalio Velázquez, con tal de desaparecer a testigos que sabían del cumplimiento de los horarios laborales de las tres trabajadoras.
Eulalio Velázquez era el subdirector del área de supervisiones académicas del COBAEV, desde donde se fraguan estrategias para hacerse de plazas de más de 10 años, con el pretexto de que no cumplen con los requisitos.
Con la impunidad desde las instancias judiciales y de procuración de justicia, ahora Alejandro de la Cruz Garnica procesa nuevos despidos injustificados para llevarle plazas a su jefe en la SEFIPLAN.
De ese vuelo se las gastan los advenedizos de la 4 T.
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