Desde el Café

La desesperación de Rocío

Por Bernardo Gutiérrez Parra

En el lapso de unos días la zacatecana Rocío Nahle, flamante abanderada de Morena a la gubernatura de Veracruz, se convirtió en la botana de la raza jarocha. Primero porque no supo el número de municipios que tiene la entidad, después porque afirmó que había estado “con el compañero José Azueta” muerto en 1914. Y afirmó que el joven cadete le hizo una recepción “muy cálida”.

Sus desatinos, aunados a su ignorancia sobre la historia, geografía y costumbres de la entidad que pretende gobernar, la están poniendo en serios predicamentos. Tan es así que circula un meme donde un sujeto pregunta a otro. “¿A dónde vas cuñao?” “Al mitin de Rocío, a ver qué babosadas dice hoy”, contesta el interpelado.

Si bien su candidatura es fuerte porque cuenta con el apoyo del aparato del Estado, como candidata Rocío es frágil y débil porque es una imposición, no es nativa de Veracruz y tiene mala fama.

Presumir que construyó una refinería que costó tres veces lo presupuestado, que aún no está terminada y que no tiene para cuándo refinar, no es una buena carta de presentación.

Cargar con el fardo de oscuros negocios que hicieron al amparo de esa refinería compadres, familiares cercanos y quizá ella misma, tampoco es para presumir.

Y si a eso se le agregan las mentiras, futa…

Mal asesorada dijo en Orizaba: “Hoy se publican varias encuestas nacionales y pues aumentamos la ventaja 30 puntos y no vamos a parar…”.

¡Por Dios, señora!

Alguien debería decirle que le pare, pero a sus fantasías. Esa ventaja no la tuvo ni su patrón López Obrador en la elección del 2018 a la que llegó 20 puntos arriba de su más cercano perseguidor Ricardo Anaya. Y eso que el tabasqueño vaya que tenía arrastre y le festejaban todo.

Rocío está a años luz de tener el arrastre de Andrés Manuel, además de que nadie le festeja nada, a excepción de sus disparates. La señora carece de empatía, simpatía, chispa, carisma, sangre liviana y don de gentes, lo que por obvias razones le impide subir tan alto. Y ahora se sabe que miente desfachatadamente.

¿Quiénes hicieron las encuestas? No lo dijo. ¿Dónde se publicaron? No pues menos.

En lo personal, no creo que ninguna casa encuestadora por muy vendida que esté se preste a tamaña jugarreta. Aunque se dan casos.

Lo que dice una ventaja de ese calibre es que seis de cada diez veracruzanos prefieren a Rocío Nahle sobre Pepe Yunes, con lo que no tendría sentido que el peroteño siguiera en la contienda. Pero como cruel paradoja (para Rocío, claro) Pepe anda más entusiasta que nunca en su carrera política porque tiene la certeza de que ganará.

Para algunos analistas esos presuntos 30 puntos tienen otra lectura. Hablan de la desesperación en la que está cayendo Rocío porque (ella lo sabe), no se ha movido en las encuestas. Ha permanecido estancada mientras Pepe sube de manera constante.

Aunado a lo anterior, algo que está pesándole una barbaridad a la señora es su ascendencia zacatecana.

“Cuestionada sobre los señalamientos de no ser veracruzana sino zacatecana, como parte de la guerra sucia de sus opositores, la abanderada (de Morena) dijo que no caerá en provocaciones…”.

Ah caray, ¿guerra sucia? ¿Provocaciones?

Aquí es bueno preguntar: ¿Es guerra sucia decirle a una persona no nacida en Veracruz que no es veracruzana? Y dos preguntas para Rocío: ¿Es una provocación que le digan que nació en Zacatecas? ¿Lo siente como una ofensa?

Lo cierto lector es que la precampaña de Rocío está haciendo agua. Y algo deberán hacer en Palacio Nacional si no desean perder Veracruz, pero algo realmente efectivo y no enviar a la pobre mujer a decir una falacia que ni ella misma cree. ¿Verdad, señora?

bernardogup@hotmail.com