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8 de Marzo 2023, la marcha.

Por Marco Aurelio Azamar Martinez

Uno de los recuerdos nítidos que tengo de infancia es el abuso infringido a mi hermana y yo a la defensa de aquella niña.

En aquellos días del siglo pasado, llegamos a una unidad habitacional nueva, un programa de financiamiento de vivienda del viejo régimen PRI y recuerdo que me hablaron, me gritaron unos vecinos que estaban en la entrada de los departamentos y bajé corriendo, yo tenía a lo mucho 6 años y al bajar las escaleras de cuatro pisos, eran básicos los edificios, había plantas, había tierra, lodo y ahí estaban manchando el vestido y el rostro de mi hermana unos vecinos de la entrada contigua, enojado arremetí contra ellos, recuerdo que eran un poco menores que yo pero eran dos y les di unos golpes y los corría a su casa, ellos me amenazaban con traer al hermano grande para que me diera una lección y yo les gritaba que trajeran a quien quisieran que me pondría a los golpes con quien fuera por defenderla, así este apunte personal e íntimo, lo ligo con la experiencia que he vivido este 8 de marzo de 2023 cuando haciendo caso de mi perfil de fotógrafo de periodista y de chismoso, asistí a la marcha dedicada a las mujeres abusadas y desaparecidas en nuestro país, manifestación que también se extiende como reclamo en todo el mundo, esto en la ciudad de Cuernavaca.

Desde sus arengas se entiende la particular situación humana que afecta la convivencia hombre – mujer, es grande el reclamo por el abuso patológico de lo que ellas mencionan como un “sistema machista” a la feminidad y potencial de su género.

La rabia se manifiesta en lo que es un llamado generalizado.

Acuden grupos feministas, Organizaciones de la defensa de los derechos de las mujeres, colectivos culturales, cofradías, que toman la fuerza de lo femenino como eje de su manifestación multitudinaria.

Mujeres que llevan a otras mujeres, abuelas y niñas caminan las calles de las principales ciudades del país con una idea muy clara y muy precisa, la de detener el asesinato de mujeres, tema que lacera y degrada al género humano.

En toda manifestación de la vida social y en convivencia, hay mujeres violentadas y abusadas sistemáticamente por las instituciones que deberían estar para proveerlas y cuidarlas, el sistema dictado por los hombres según lo manifiestan a grito, las está asesinando, marchan a la cabeza del contingente familiares entre ellas, madres y hermanas de mujeres desaparecidas y de las que la autoridad correspondiente no da cuenta menos investigación, en verdad, es una problemática que rebasa cualquier mente saludable, esto que pasa con las mujeres es por decir lo menos, monstruoso, enfermo.

Somos una comunidad violenta, desde la diferencia física con las mujeres, ante la vulnerabilidad psicológica, el engañador narcisista, el violador despiadado, deja un saldo trágico.

En lo que debería ser la simiente de una sociedad sana se violenta desde su formación, en familia.

Y qué decir de todas las clases de violencia ejercidas hacia ellas, en el hogar, la calle, la escuela, los centros de reunión, son más que nunca campos de batalla, parajes inhóspitos, coto de cacería, el género femenino está en peligro constante, las estadísticas impresionantes de desaparición o extravío de niñas es una situación qué debería tener más atención, bien documentado está el tráfico de humanos de las que son víctimas.

Tan sutil es la agresión que se confunde con amor.

Es una exigencia generalizada esta manifestación mínima, ante el gran y grave problema y lo repito, de la agresión a las mujeres es nada, es apenas una llamada de atención, un grito desesperado, ante la desgarradora realidad que vive cada día las mujeres.

El oficio periodístico me ha permitido estar cerca de esta problemática, desde el trabajo municipal que he ejercido con gusto, he tenido la oportunidad y responsabilidad comunicativa brindada por los alcaldes, cerca de las actividades de los sistemas DIF de cada administración en la que participé, ahí me tocó ser testigo de la evolución en la atención a este particular delito, desde la atención municipal de la fiscalía de niños mujeres adultos mayores e indígenas o después llamada fiscalía de personas vulnerables, la atención a diferentes casos de abuso en el ambiente familiar eran comunes, la pensión alimenticia fue motivo de encarcelamiento del padre así ví caer tras las rejas a varios conocidos.

Pero también tomé cuenta y nota de varios asesinatos de mujeres en el municipio de Ángel R. Cabada, en esos días, la ley no tipificaba estas muertes como feminicidios y eran registrados como simples homicidios a investigar, triste tener que tomar la foto de una mujer violentada, inerte sola, con huellas de pelea, de tratar de defenderse y haber sucumbido ante un hombre, ante la ira de alguien más fuerte que la lastimó y le arrancó la vida.

Si bien no acepto la violencia como una manifestación humana, entiendo que se pueden sublimar y elevar cada aspecto del proceder de las personas, entiendo y comprendo, los cristales rotos por las ultras en las marchas del 8 de Marzo.

Encapuchadas y con martillos en mano, a patadas y puñetazos, a pinta de graffiti, Bloque Negro señalan con rostro y nombre a los abusadores, a las autoridades que han fallado en su cuidado y protección, el reventar de vidrios contra el pavimento, quisieran resquebrajar los muros, son desde ahora, recuerdo significativo, todas son mis hermanas, todas deben ser defendidas, todas deben ser acudidas, todas deben ser respetadas, todos debemos cambiar.

@Verbumprensafotos