Desde el Café

Chin, otra vez amanecí negro

Por Bernardo Gutiérrez Parra

En los años que llevo de reportero, jamás había visto a una persona tan acomplejada por el color de su piel como el secretario de Gobierno Eric Patrocinio Cisneros. Casi puedo asegurar que en su fuero interno detesta su color, de ahí que no le quede de otra que sublimarlo.

No es como Barack Obama, Mohamed Alí, Nelson Mandela o Fidel Herrera a quienes la pigmentación de su piel les importó tan poco que nunca la anduvieron festinando.

Eric es diferente; el odio que siente por el color de su piel es tan grande que se agarra de él tanto para presumirlo como para victimizarse.

La semana anterior el Tribunal del Poder Judicial de la Federación, determinó que debe analizarse la denuncia interpuesta en su contra por la diputada Ruth Callejas que lo acusó de violencia política de género, pero Eric reviró:

“A nuestros paisanos afrodescendientes, en la vida los han querido detener de muchas maneras. Hace 500 años los quisieron detener teniéndolos amarrados del cuello y de los pies y a lo largo de la historia los han querido discriminar borrándolos de la historia. En esto ahora también nos quieren detener, pero lo que les puedo decir es que los afrodescendientes somos mucha pieza, no nos rajamos ni nos doblamos”.

¿Qué tienen que ver los afrodescendientes con la acusación de la señora Callejas? Nada en absoluto.

Al tipo lo están señalando de agredir a una mujer en un recinto público, en este caso a la diputada Callejas en el Congreso local. Pero en lugar de aprovechar las cámaras para ofrecerle una disculpa, casi se tiró al suelo y recurrió a un argumento tan absurdo como mentiroso: “Me acusan por ser afrodescendiente”.

Ruth igual lo hubiera denunciado si fuera rubio, pelirrojo, amarillo o zambo… Y ya que dije zambo ¿Eric está seguro al cien que es afrodescendiente? Porque podría ser zambo, es decir, un individuo nacido del mestizaje de una persona negra con una persona indígena. Lo que tampoco importaría para el fin que persigue la legisladora, que no es otro que el OPLE lo inscriba en el Registro de Personas Sancionadas en Materia de Violencia Política contra las Mujeres, para que no pueda contender por un cargo de elección popular.

Lo que desea la señora Callejas (y de seguro cientos de miles de veracruzanos) es que Eric no sea más un funcionario público, y no por el color de su piel, sino porque es un patán con las mujeres.

En Veracruz los afrodescendientes son en su gran mayoría personas respetadas, respetables y orgullosas de su raza. Y son tan veracruzanos como lo es todo ser humano nacido en esta entidad. Para ellos el color de su piel es tan natural que no hablan de él ni se avergüenzan. Viven la vida como tu y yo lector, sin sentirse más, pero tampoco menos que nadie.

Eric Cisneros no es así; sus complejos lo delatan. Su color le pesa en el alma. Ser de piel oscura debe ser uno de sus más sufridos calvarios.

Esto lo ha convertido en un sujeto iracundo que aprovecha su poder para humillar, sobajar, denostar y amenazar, no como parte de su autoridad, sino como una forma de venganza. “Si me conquistaron hace 500 años, ahora el conquistador soy yo y me desquito contigo chinche mexicano indígena, blanco, moreno, mestizo, zambo, prieto o cobrizo”. Lo que le ha granjeado el rechazo casi total.

Eric es sin discusión el funcionario más odiado de Veracruz. Y ese rechazo (por si no lo sabía), también proviene de buena parte de los afrodescendientes veracruzanos a quienes debe purgar que un sujeto con tantos negativos y tan mal calificado, se les quiera igualar.

No se necesita ser sicólogo para saber que Eric es un resentido que no sabe cómo canalizar el hecho de que vivirá por el resto de su existencia con un color de piel que desprecia. Y si a eso se le agrega que es (también sin discusión) el peor secretario de Gobierno que ha padecido Veracruz, está frito.

Pobre hombre, lo imagino cada mañana exclamar desconsolado después de mirarse al espejo: “Chin, otra vez amanecí negro”.

Devolverle la grandeza a Veracruz; el objetivo de Pepe Yunes

El 26 y 27 del mes anterior, el diputado federal José Francisco Yunes Zorrilla estuvo en Papantla y Tuxpan, donde se reunió y sostuvo un diálogo abierto con representantes de la cultura de aquella zona, empresarios, maestros, estudiantes y miembros de la sociedad civil.

Este fin de semana visitó el sur de la entidad, concretamente Coatzacoalcos, donde dialogó con estudiantes y grupos de mujeres emprendedoras de las que dijo en sus redes: “La voluntad, sacrificio y fortaleza de las mujeres de Coatzacoalcos es el pilar de esta sociedad que está padeciendo inseguridad y ausencia de apoyos. Hoy venimos a intercambiar ideas y escucharlas, solo así podemos encontrar soluciones”.

En otro comentario agregó: “Fueron las mujeres veracruzanas quienes enfrentaron el desempleo y la crisis económica de la pandemia sin apoyos del gobierno. Ese esfuerzo de comercializar y elaborar cadenas productivas debe ser contemplado en el presupuesto de Veracruz”.

Sobre los jóvenes dijo: “Los jóvenes en Coatzacoalcos son la clara muestra de que hay una generación que está provocando los cambios. Sus comentarios y sus ideas muestran la necesidad de un Veracruz diferente”.

¿Son las únicas giras que ha realizado el legislador priista? No, como parte de su trabajo legislativo ha recorrido todo su distrito, además de varios municipios de la entidad donde escucha y atiende las necesidades de sus habitantes.

Pepe ha repetido en varias ocasiones que actualmente tenemos un gobierno de cuarta y los veracruzanos se merecen un futuro de primera. Y en ese sentido enfoca sus baterías.

El legislador federal avanza con paso firme rumbo a un solo objetivo; devolverle su grandeza a Veracruz.

bernardogup@hotmail.com