Desde el Café

Por Bernardo Gutiérrez Parra

Desde que comenzaron con su argüende para justificar el atraco que luego consumaron pasaron cinco días. Por aquí estaban anunciando “irregularidades” en el Acuario de Veracruz y por acá estaban planeando cómo robárselo… y lo consiguieron.

Este lunes por la noche nos fuimos a dormir con la noticia de que Cuitláhuac García había consumado el despojo del Acuario con la publicación en la Gaceta Oficial del Estado del decreto que ordena su extinción.

¿Qué dice el decreto?

Nomás de leerlo dan náuseas; va el párrafo más nauseabundo.

Primero decreta que se extingue el Fideicomiso Público de Administración denominado Acuario de Veracruz y a renglón seguido establece que la Procuraduría del Medio Ambiente (PMA) tendrá a su cargo “la dirección, administración, control y supervisión, de los bienes y recursos de orden presupuestal, financiero, materiales y humanos, y del cuidado, conservación y preservación de la flora, fauna y recursos naturales a su cargo, así como los demás bienes accesorios que, con motivo de la extinción que se determina en el presente instrumento, se revierten en favor del Gobierno del Estado de Veracruz”.

Es decir, el control se lo dieron al reconocido ladrón Sergio Rodríguez Cortés, titular de la PMA, que se sacó la lotería sin comprar billete y ahora sí podrá traficar con especies marinas, sí podrá organizar pachangas (de esas que acostumbra la cúpula de la 4T) y sin rendirle cuentas a nadie que no sea su patrón el gobernador.

Si al menos fuera biólogo marino o ambientalista quizá otro gallo le estaría cantando al Acuario, pero no con este sujeto que estudió (aunque no se sabe si terminó) la carrera de Ingeniería en Sistemas Computacionales.

Sergio Rodríguez fue acusado por Cuitláhuac de ser testaferro y leguleyo de Javier Duarte y Miguel Ángel Yunes, pero es un tipo con suerte porque quien lo acusó ahora lo premia con un regalo que jamás imaginó para que siga llenándose los bolsillos.

Ya encaramado en la administración del Acuario, Sergio anunció que su primera medida será liquidar a todos los trabajadores para recontratarlos “a fin de que continúe de manera normal la operación del ahora llamado Aquarium del Puerto de Veracruz” (futa, qué nombrecito más original). Pero puro cuento.

Verás lector cómo lo van a llenar de buenos para nada, pero eso sí, como le gustan a López Obrador: 90 por ciento leales y 10 por ciento de todo lo demás. Sin contar con que a los corridos los van a liquidar muy al margen de lo que estipula la ley.

¿Reacciones a favor? Cero. Ni los cercanos a la 4T han aplaudido el despojo y las protestas comienzan a arreciar.

El líder estatal del PRI, Marlon Ramírez Marín escribió en sus redes: “Como integrante del @GLPRI_VER, solicité a los funcionarios del sector ambiental del @GobiernoVer, nos informen en el ámbito de su competencia, del estado que guarda la salud de las especies marinas del #AcuarioDeVeracruz, lo cual se ha omitido en esta controversia.

“En caso de omitir esta obligación con @legisver en términos del art. 32 de la Constitución, solicitaremos la comparecencia de los titulares, y exhortaremos a hacer lo propio con sus pares federales. La vida de las especies marinas no debe ser usada como rehén.

“Por siglos, los intereses del hombre han impactado la vida de las especies marinas con las que debemos cohabitar, y siempre respetar. No permitamos que la falta de entendimiento, derive en más perjuicio para ellas. El #AcuarioDeVeracruz es mucho más que libros contables”.

A pesar de que su petición es firme e incluso enérgica, acaso lo único que hay que reprocharle a Marlon es que haya utilizado un lenguaje diplomático para dirigirse a unos patanes; a unos ladrones vulgares.

Por lo demás, su demanda es impecable. Con esta petición el también diputado local se convirtió en portavoz de los veracruzanos que exigen saber el estado de salud de las especies del Acuario, que son en efecto rehenes en este atraco y cuya vida peligra literalmente.

No se vale lector que sujetos tan ignorantes como codiciosos destruyan por sus pistolas un patrimonio que no es de ellos sino de los veracruzanos. Y menos se vale que utilicen subterfugios legaloides para justificar su pillaje.

Si Cuitláhuac y su pandilla piensan que les podrán una estrellita en la frente por esta arbitrariedad se equivocan. Si están en la creencia que este atentado les redituará votos a favor andan bien perdidos.

Ahora ya se sabe que son unos farsantes; llegaron al poder diciendo que eran diferentes, que eran impolutos, decentes y honrados. Pero son bazofia y escoria; son sin discusión lo peor que ha padecido Veracruz en su historia.

PD.
El caso se irá a los tribunales y un juez imparcial le dará la razón al patronato del Acuario, pero… Es casi seguro que Cuitláhuac y su pandilla caigan en desacato como lo han hecho en otras ocasiones; si eso sucede quizá haya algo más que un manatí muerto, lo que será un crimen con todas sus agravantes.

bernardogup@hotmail.com