Bernardo Gutiérrez Parra
Llegó bien guapa a su comparecencia del viernes anterior en el Congreso local. Vestía una blusa blanca tejida a mano con adornos alrededor del cuello que hacía juego con su colorido y elegante rebozo. Acaso desentonaba el tocado de su pelo; un chongo hecho a las carreras por una peinadora que se ve que no la quiere. Pero apenas se sentó frente a los diputados, la secretaria de Turismo Xóchitl Arbesú Lago soltó la primera mentira.
Dijo que a pesar de la pandemia el turismo dejó una derrama económica de 2 mil 100 millones de pesos. ¿En dónde dejaron esa derrama, señora? ¿En el puerto de Veracruz donde cerraron varios hoteles y restaurantes? ¿En Xalapa donde ya mero no se pararon ni las moscas? ¿En Coatzacoalcos donde la delincuencia desapareció la vida nocturna? ¿En Poza Rica a la que usted le puso una playa? No lo dijo, nomás soltó la cifra y siguió hablando.
Agregó que el turismo se tuvo que reinventar y se hizo uso de las herramientas tecnológicas para atraer a los visitantes. Que el perfil de los turistas cambió pues ahora buscan espacios al aire libre para evitar contagios por el COVID.
¿Qué herramientas se utilizaron para atraer a los visitantes? No lo dijo. ¿Cuáles municipios donde se practica el turismo de aventura visitaron quienes se supone, dejaron la multimillonaria derrama? Tampoco lo dijo.
Eso sí, habló de proyectos, de catálogos virtuales, de tianguis y productos turísticos, de la necesidad de difundir, promover y contribuir al desarrollo y bienestar de los pueblos originarios del Totonacapan y de los Pueblos Mágicos; habló del Turismo de Avistamiento de Aves y hasta del Turismo de Romance o lo que sea que eso signifique.
Todo iba bien hasta que en la sesión de preguntas y respuestas se le apareció el diablo en la persona de la diputada del PVEM, Citlalli Medellín Careaga (considerada de casa por la alianza de ese partido con Morena), que fue quien sacó de su modorra a los asistentes y se llevó la comparecencia.
Citlalli se arrancó con un comentario ácido, pero eso nomás fue para calentar motores: “Me parece que el informe de Turismo ya lo realizó el secretario de Gobierno el lunes pasado, a quien felicito y reconozco por el gran trabajo que ha realizado en promoción turística para Veracruz”.
Xóchitl se sorprendió por el descontón que no esperaba, se pandeó tantito en su asiento pero recompuso la figura y siguió escuchando la andanada de Citlalli, que calificó de “vergonzoso” el informe y la acusó de corrupta por aceptar un empleo para el que no está capacitada.
“Usted cambió su sede por considerar que las oficinas que tenía anteriormente eran fifís porque se pagaban 90 mil pesos de renta; usted las cambió yéndose a una cuartería donde paga 86 mil pesos y, de manera deplorable, tiene trabajando a los empleados que están hacinados, que tienen dos baños para 100 personas. Esto sólo denota su falta de interés por la industria. Una cosa es ser austero y otra cosa es ser miserable”, le dijo.
El golpe fue demoledor, tanto que la presidenta de la Comisión de Turismo, Liliana Castro, pidió evitar toda referencia sobre asuntos personales. Pero Citlalli ya estaba desatada y sacó a relucir dos casos de nepotismo con nombre y apellido: el de Olga Estrella Martínez, jefa de Control Presupuestal que es concubina de José Juan Estrada, director de Proyectos de Servicios Turísticos; y el de Jorge Rogelio Luna, Director de Desarrollo Turístico, casado con Brianda Zulema Pérez Rojas, Secretaria Ejecutiva, casos de nepotismo que calificó como “una falta grave” y pidió a la funcionaria y a la Contraloría el cese de estos trabajadores para evitar seguir incurriendo en esa falta.
A todo contestó Xóchitl con respuestas vagas e incluso sin sentido; semejaba un boxeador que levanta los brazos no para dar golpes, sino para evitar que lo sigan aporreando. Ya para entonces lo que quería era que la comparecencia terminara; la confianza, soberbia y el airecito de perdona vidas con los que llegó al Congreso se habían esfumado.
Pero tuvo que seguir soportando la andanada de Medellín Careaga que le dijo que a pesar de que el presupuesto para la Secretaría de Turismo había aumentado en un 228 por ciento (de 56 a 128 millones de pesos), no había hecho nada por mejorar el turismo en Veracruz, entre otras cosas porque la entidad cayó del cuarto al noveno lugar en número de visitantes.
Citlalli Medellín, que para ese momento se había llevado la comparecencia, le exigió a la funcionaria estatal “un informe detallado” sobre el gasto de ese presupuesto que Arbesú Lago ya en la lona, prometió enviarle.
Cuando al fin se agotaron los temas, Xóchitl resopló aliviada. Y no sé si fue ilusión óptica lector, pero hasta el chongo que llevaba en la cabeza pareció que se ladeaba.
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