Bernardo Gutiérrez Parra
La tragedia ocurrida el 4 de mayo en la Línea 12 del Metro hizo pedazos el plan de sucesión de Andrés Manuel López Obrador en el que su única candidata era Claudia Sheinbaum. A Marcelo Ebrard jamás lo consideró porque es un tipo brillante y es años luz más inteligente que él. Sabe que más tardará Marcelo en ocupar la Silla del Águila que en mandarlo al diablo e incluso perseguirlo judicialmente.
Con Claudia las cosas eran diferentes, la jefa de gobierno era su consentida porque piensa como él, actúa como él y lo obedece ciegamente. Incluso le daba el trato que se le dispensa a una hija, pero la Línea 12 deterioró esa relación. Aun así el Presidente dijo en una de sus mañaneras que contaba con todo el apoyo de la presidencia y por ahí la blindó.
Pero el blindaje duró apenas un mes. La madrugada del 7 de junio sobrevino el ¡crack! cuando una compungida Claudia le dijo a su jefe que de las 16 alcaldías que existen en la CDMX, Morena nomás había perdido en nueve. Y ahí se acabó el amor.
López Obrador que jamás aceptará que se equivoca, le echó la culpa a la clase media y a los medios de comunicación. Y Claudia repitió esos comentarios con muy poca fortuna.
Su problema es que se sigue hundiendo.
Este domingo y a propósito de un artículo publicado en The New York Times donde se señala que la tragedia de la Línea 12 se debió a “fallas de origen” y a la premura por terminar la obra, Claudia escribió en sus redes. “Sobre el artículo que aparece en el NYT el día de hoy sobre la línea 12 y la afirmación que algunos han hecho de que la información provino del gobierno de la Ciudad, aclaro categórica que nunca hemos utilizado filtraciones periodísticas para informar o hacer nuestro trabajo… No es nuestro estilo filtrar información y nunca lo será”.
Punto número uno, el NYT jamás dice que la información fue filtrada por el gobierno de la ciudad, sino que se consultaron documentos del gobierno capitalino. Y dos, ¿que no filtra información? Por Dios, a otros bueyes con esas mazorcas.
Todas las carambizas mediáticas que se han publicado contra Marcelo provienen de la oficina de comunicación de la señora Claudia Sheinbaum. Lo grave es el cinismo con que lo niega.
También miente al manifestar que su relación con Ebrard “es muy buena”. En realidad se pasan pero no se tragan; el simple hecho de saberse competidores por la presidencia los distanció desde que comenzó el sexenio. Nada le daría más gusto a Claudia si un día le dicen que a Marcelo le cayó un meteorito en la cabeza, como nada le daría más gusto a Marcelo si le dijeran lo mismo de Claudia.
Aunque déjame decirte lector que Marcelo no necesita que lo golpeen porque desde el 4 de mayo está desahuciado políticamente hablando. Para donde se haga, la investigación que se hizo sobre la tragedia en la Línea 12 (que se dará a conocer entre hoy y mañana) le pegará de lleno. Y eso no tiene remedio.
Pero sin duda el más colapsado es López Obrador que se quedó sin candidata y no tiene un plan B. Este lunes y a la desesperada destapó a otros tres probables: Tatiana Clouthier, Juan Ramón de la Fuente y Esteban Moctezuma; la primera Secretaria de Economía, el segundo embajador en la ONU y el tercero embajador en Estados Unidos. ¿Qué los iguala? Que ninguno es morenista.
También volvió a blofear al asegurar que en Morena sobran candidatos (a la presidencia) lo que no sucede con los conservadores. Pero mintió una vez más. Candidatos con el perfil de Claudia Sheinbaun no tiene a ninguno y él lo sabe. Le aterra pensar en dejarle el poder a Ricardo Monreal porque es otro que como Marcelo, lo hará pedazos.
Por más que busca no encuentra en el horizonte alguien como su hija política. Aunque hay una mujer que se le acerca porque también piensa como Andrés Manuel, actúa como Andrés Manuel, es fiel a su causa y a diferencia de Sheinbaum ella sí entregó buenas cuentas este 6 de junio en el sur de Veracruz. Se llama Rocío Nahle.
Híjole, ¿se atreverá a tanto el tabasqueño?
El ocaso de un alquimista
La foto no puede ser más elocuente y patética. El hombre camina solo, algo encorvado, con la mirada fija en el suelo y es casi seguro que arrastra los pies. Su ropa muestra descuido y se le ve muy holgada, en la mano derecha lleva un folder y en la izquierda sostiene un celular. Es la imagen viva de la derrota.
Lejano, lejanísimo está aquel 2010 en que gracias a su alquimia logró que la oaxaqueña Carolina Gudiño ganara en la mesa, la presidencia municipal de Veracruz que su oponente Julio Saldaña había ganado en las urnas.
Esta vez Ranulfo Márquez Hernández se presentó en las oficinas del OPLE en Veracruz, como representante del PVEM (válgame Dios) “a defender el triunfo” del morenista Ricardo Exsome a la alcaldía de ese puerto.
Los morenos confiaban en que el viejo colmilludo les entregara en bandeja de plata la cabeza de la panista Patricia Lobeira que al final resultó la ganadora. Pero Ranulfo no pudo.
Y es comprensible. Una cosa es que con el apoyo de Fidel Herrera le haya dado la maroma a una votación de 400 sufragios de diferencia que fue con los que Julio Saldaña le había ganado a la Gudiño, y otra bien diferente pretender revertir una diferencia de 2 mil 915 votos a favor de Patricia Lobeira sin el apoyo de Fidel.
Y el alquimista salió de las oficinas del OPLE humillado, cabizbajo y solo.
Atrás quedaron sus sonados logros como aquel del 2013 cuando como delegado de la Sedesol en Veracruz, fue sorprendido usando los programas federales de asistencia a los adultos mayores para comprar votos, hecho que trascendió y fue un escándalo nacional.
Esto puso en riesgo el Pacto por México auspiciado por el Presidente Enrique Peña Nieto, ya que el PAN y el PRD amenazaron con abandonar la mesa si no se castigaba a Ranulfo. La entonces PGR levantó la denuncia correspondiente, hizo como que hizo y no hizo nada porque el funcionario nunca fue llamado a declarar.
De ese vuelo eran las actuaciones del “Cabeza de lata” como le puso Fidel, pero la magia y el toque se le acabaron y quizá haya terminado también su carrera política.
Y a propósito ¿sigue siendo priista Ranulfo Márquez?
A pesar de sus manifiestas marranadas contra el PRI que lo hizo gente, hay quienes aseguran que aún no ha renunciado al partido. Si esto es verdad, qué espera el líder del tricolor Marlon Ramírez Marín para tocarle las golondrinas.
Si, sí, sí de sobra se sabe que el caso tiene que pasar por la Comisión de Justicia Partidaria del PRI nacional, pero nada como acelerar el asunto. Si el tricolor ha sufrido descalabros que no debería y se deben a sujetos como Ranulfo ¿qué esperan para echarlo?
Ojalá no vayan a salir con que necesitarán de sus buenos oficios para el 2024.
bernardogup@hotmail.com