Bernardo Gutiérrez Parra
Independientemente de los muertos, heridos, amenazados y levantados que harán de estas elecciones las más violentas en la historia del país, siguen prevaleciendo costumbres añosas que nadie ha podido erradicar.
En Huayacocotla, municipio al norte de Veracruz de 21 mil habitantes y con un alto grado de marginación, el alcalde Juan Enrique Lemus Salazar estaba en un dilema porque no sabía cómo hacer para que su hermano Manuel, candidato a sucederlo en el cargo por la alianza Veracruz Va, se agencie más votos y gane este 6 de junio.
Los números no favorecen a Manuel porque la ciudadanía no lo ve con buenos ojos (es muy transa, dicen), tampoco quieren al alcalde al que no bajan de ladrón y menos quieren que éste le herede la presidencia municipal a su consanguíneo.
Para colmo, huestes de Morena recorren las comunidades ofreciendo entre tres y cinco mil pesos a quien vote por su candidata Aracely Monroy. Y cantidades así tientan hasta al diablo en esa zona tan pobre.
El alcalde cavilaba y cavilaba en la soledad de su despacho, hasta que le vino una inspiración que evitará el abstencionismo y le redituará votos a su hermano.
Sin más ordenó que reunieran con presteza a los 150 trabajadores de la comuna y cuando estuvieron todos, los “invitó” a que voten por Manuel. Pero no sólo eso, pidió que cada uno lleve a las urnas entre seis y diez votantes.
Quienes lo escucharon se miraron entre enojados y sorprendidos. Vaya descaro el del alcalde, cómo se le ocurre pedirnos semejante cosa. Además, qué ganaremos nosotros, debió ser el pensamiento colectivo.
Dejemos que el propio alcalde lo explique, lector:
“Si les gusta la mala vida, váyanse para allá (con la candidata de Morena). La candidatura de mi hermano no es una herencia como toda la gente comenta. Pero quiero decirles a ustedes que llevan tres años trabajando y de aquí han comido. Los que no estén de verdad (con mi hermano) renuncien y quedamos como amigos. Y los que sabemos que andan titubeando de aquí para allá, el 7 de junio se van a ir”.
Como sucede en estos casos un audio subido a las redes alborotó el avispero pero nomás tantito, porque abusos como éste hay mil en todo el país. Lo que sí es seguro, es que si los trabajadores del Ayuntamiento votan por Manuel Lemus Salazar y llevan diez votantes a las urnas, le darán el oxígeno necesario para que Huayacocotla se convierta en una presidencia municipal hereditaria.
Aunque es bueno apuntar que la comezón por heredar no la sufre nada más Juan Enrique Lemus. Van unos ejemplos a vuelapluma sólo en Veracruz.
En ese mismo tenor están en Xico con la madre queriendo heredarle el poder municipal a su hija; en Veracruz con el alcalde empeñado en dejarle el puerto a su hermano o a la cuñada; en Ciudad Mendoza con el tío queriendo heredar el municipio a su sobrina; en Misantla con el suegro queriendo dejar a su yerno en la comuna y en Vega de Alatorre con el esposo queriendo que su esposa lo suceda en la alcaldía.
Caray qué bonito. ¡Que se jorobe la democracia y que viva la familia!
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