Bernardo Gutiérrez Parra
La matanza (porque esa es la palabra) de mujeres en Veracruz continúa imparable e impune. Y lo mismo sucede con los secuestros. Basta asomarnos a los diarios de los últimos siete u ocho días para ver que el horror sigue, que no se ha ido y no tiene para cuándo terminar.
Jueves 2 de julio: Joven amanece ahorcada, pero se cree que fue asesinada por su novio. Sábado 4: Torturan y asesinan a niña de 12 años que vendía pan en Naolinco y reportan la desaparición de una estudiante del Cobaev en Córdoba.
Domingo 5: Raptan a una menor de 10 años en Tuxpan. Lunes 6: Asesinan a una mujer en Agua Dulce. Martes 7: Sujetos armados ejecutan a abogada en Soconusco. Miércoles 8: Desaparece joven mujer en Poza Rica. Jueves 9: Identifican a mujer descuartizada y embolsada en Coatzacoalcos.
Como dato alterno Secretaría de Seguridad del gobierno Federal dio a conocer que en junio se cometieron 114 asesinatos en Veracruz. Es decir, un promedio de 3.5 asesinatos diarios.
El año anterior fueron asesinadas en el país 3 mil 825 mujeres y entre enero y mayo de este año las víctimas fueron 1, 618. Esto hace un total de 5 mil 443 feminicidios de los cuales el 97 por ciento continúan impunes.
Si los anteriores gobiernos hicieron poco por disminuir la violencia contra las mujeres, el de Andrés Manuel López Obrador no ha hecho nada que no sea tenerlas en el más completo de los desamparos.
De todos es sabido que en estos meses de confinamiento por el Covid-19 aumentaron las agresiones. El 911 llegó a contabilizar en una hora hasta 155 llamadas de auxilio femenino, pero el presidente minimizó el asunto: “No quiero decir que no existe la violencia contra las mujeres, pero el 90 por ciento de las llamadas que se registran son falsas, está demostrado”.
El mensaje fue muy claro: Si quieren ayuda búsquenla en otro lado.
Y para que las mujeres (principalmente las veracruzanas) vean que la cosa va en serio, el gobierno federal recortó más de 7 millones de pesos que formaban parte del subsidio destinado a atender la alerta de violencia género en Veracruz. Esto a pesar de que la entidad ocupa el segundo lugar a nivel nacional por casos de feminicidios.
¿Qué tormentoso resabio carga Andrés Manuel contra las mujeres que las trata tan mal? Si bien es cierto que la mitad de su gabinete está conformado por mujeres, también es verdad que todas sin excepción han sido hechas a un lado por el presidente que habla, piensa y actúa por ellas. En cuatro palabras: las tiene de floreros.
Apenas se terció la banda presidencial leyó en el zócalo capitalino los 100 puntos de su Programa Nacional de Gobierno. El punto número tres dice textual: “Se mantendrán las estancias infantiles de la Sedesol y se regularizarán los Cendis promovidos por el PT”.
Cuarenta y ocho horas después mandó al diablo las estancias y cientos de miles de madres trabajadoras se quedaron sin un sitio donde les cuidaran y alimentaran a sus hijos.
De esos 100 puntos no hubo uno sólo dedicado a combatir la violencia contra las mujeres. Nada, ni una palabra para evitar los feminicidios y menos para castigar a los feminicidas.
Si tomamos todo esto como referencia, la violencia contra las mujeres continuará en Veracruz porque al gobierno estatal no le interesa protegerlas. Y lo mismo sucederá a nivel nacional porque al presidente le importa un pito lo que les suceda. Aunque debería importarle.
Para efectos electorales sería bueno que Andrés Manuel recuerde que el 49 por ciento de los sufragios que lo llevaron a Palacio Nacional se lo otorgaron las mujeres.
Pero como el tabasqueño les ha pagado muy mal…
De ese porcentaje difícilmente volverán a votar por los candidatos de Morena las madres que se quedaron sin estancias para sus hijos; las madres, hermanas y esposas de los desaparecidos; las madres de los niños con cáncer; las mujeres desempleadas; las familiares de las asesinadas o secuestradas y los cientos de miles de mujeres maltratadas golpeadas y violadas, a las que López Obrador ha dejado a su suerte por su supina e imperdonable indolencia.
Y si a estas mujeres se les agrega el voto en contra para Morena de 12 millones de trabajadores que no tienen ingresos, el de los enfermos de VIH, el de las Mipymes a las que no les han dado ni agua y el de los campesinos que no han recibido apoyos, que el tabasqueño le empiece a cantar Las Golondrinas a su 4T porque ni de chiste volverá a tener mayoría en el Congreso Federal ni en los Congresos locales.
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