BANQUILLO SOCIAL
POR: SEVERO FRANCISCO MAR MORALES
“CON AFECTO PARA TODAS LAS MADRES Y EN PARTICULAR PAR LA MÍA”
La palabra Madre es definida por el Diccionario de la Real Academia Española como la Mujer que ha concebido o ha parido uno o más hijos.
Que grande y aún no se ha dimensionado en la cotidianeidad el término Madre, muchas veces ha sido alabado, admirado y querido, y otras tantas vilipendiado, al grado extremo en el lenguaje coloquial, de ser despreciado y en ocasiones hasta humillado y empleado despectivamente.
La importancia de la Madre en la vida de una persona debe ser algo realmente valorado pues en principio todos nacimos por ellas y les debemos lo que somos.
Sin temor a equivocarnos, la persona que más incidencia marca nuestra vida es nuestra propia madre. Desde la elección que ella hace de quién va a ser nuestro padre, el momento de nuestro nacimiento, las circunstancias, y cómo nos recibe en su vientre… ya nos va marcando nuestra propia vida.
El transcurso de su embarazo, el parto, los cuidados y atenciones sin igual del nuevo bebé, la formación, régimen y disciplina durante las diversas etapas en la educación…, y el largo y sinuoso devenir en el tiempo, hasta arribar a la madurez como adulto, está prácticamente marcado sin lugar a dudas sobre todo por el cuidado, atención y cariño que transmite la Madre.
Para nuestras mamás siempre seremos sus tesoros no importando la edad y que no se extrañe si en ocasiones son posesivas o en extremo cuidadosas, celosas o sobreprotectoras, pues ello lo hacen con el principio del amor filial.
Cada uno de nosotros conserva diferentes recuerdos de su madre, ella es quien nos da la vida y en confort a los años más importantes de nuestra formación como personas. Pero como no hay escuelas de madres, todo lo que hace queda a expensas de lo que ella hacer por nosotros.
La madre vive con gran cariño y dedicación para su esposo o pareja y su(s) hijo(s), sin apartarse nunca de las palabras que Dios le ha dictado a su corazón, las cuales siempre vierte y transmite para con sus semejantes.
La madre es alguien de quien no se habla, o no se habla todo lo que se debería decir, y es por eso, por lo que las queremos y hay de aquel que se atreva a insultar a nuestra madre, pues con valentía, arrojo y sin medir las consecuencias, la defendemos por siempre. Es una flor en el horizonte, una estrella a su manera. Siempre sumisa, abnegada y en ocasiones rebelde, jamás deja de preocuparse por sus seres queridos, dando incluso, de ser necesario, ofrendar su propia vida por sus vástagos.
Los hijos a lo largo de nuestra existencia, descubrimos y palpamos las mañanas entre el calor de sus manos, y crecemos cubiertos por su manto protector de amor sincero y sin igual. Las mamás son las reinas del hogar, son luz donde hay obscuridad, son vertederos de agua viva donde hay sed, son consuelo donde hay odio. La madre es alguien de quien se habla y se dice poco, pero es mucho más de lo que muchos creen. Es fortaleza y templanza cuando hay debilidad, es alegría cuando hay tristeza y desamor. Es orgullo y admiración sin igual.
No hay nada comparable en importancia como la tarea de la madre en la vida de cada ser humano. Es necesario tener una profunda conciencia, para que todas las madres puedan tener la guía y el apoyo necesario para cumplimentar con la inigualable tarea de la madre en la vida del ser humano.
Los niños que vienen al mundo son seres que pertenecen, además de a su propia familia, a la sociedad, por lo tanto, es imprescindible establecer, por parte de la sociedad, formas de educación para la vida, de esta función de madre y de padre.
Papá y Mamá son nuestra primera escuela. Los padres son los primeros y principales educadores y deben aprender lo mejor posible ese oficio tan difícil. La madre ocupa un lugar central en la familia, y la función más importante en el cuidado y atención de los hijos, por ello, la importancia de las madres en la sociedad debe ser elevada al nivel que les corresponde.
A lo largo del tiempo, incluso hoy en día, el papel de la madre no está lo suficientemente valorado, ya que en la sociedad actual predominan otros valores: el poder, la fuerza, el éxito social material o de prestigio, que en general se orientan a la competitividad y oscurecen la importancia de otros valores como: el amor, la generosidad, al altruismo, la bondad, que son valores que posibilitan realmente la vida en sociedad.
Finalmente, debemos de ser lo suficientemente capaces de poder incorporar valores de vida, como los que emanan de las madres para que hagan posible nuestra vida cotidiana.
Luchemos por seguir inculcando e imitar la bondad, la generosidad, el altruismo que tuvo y tiene nuestra madre hacia nosotros y multiplicarlo y reproducirlo hacia nuestros hijos y para la sociedad en su conjunto, sin perder de vista que MADRE, SOLO HAY UNA.