Cuando el 30 de enero el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció que las oficinas federales de Conagua se trasladarían a Xalapa, agarró al personal con los pantalones abajo porque no esperaban que el cambio se realizaría casi de la noche a la mañana.
Al parecer la decisión de AMLO fue en respuesta a la pregunta de una reportera que también lo agarró fuera de base: “¿Cuándo se hará la mudanza de las dependencias públicas a la provincia?”. Tras pensarlo unos segundos el presidente contestó: “Les informo que Conagua se va a mudar esta semana a la ciudad de Xalapa, Veracruz”.
Y Conagua ya llegó.
Este viernes el gobernador Cuitláhuac García le dio la bienvenida a la directora Blanca Jiménez Cisneros y a 60 trabajadores a los que dijo textual: “Esto que se inicia hoy, la formalización, el hecho de que esté trabajando al 100 por ciento Conagua instalados aquí en Xalapa, será punto de atracción de otros visitantes que serán bien recibidos”.
¿Debemos entender que el edificio y los trabajadores de Conagua se convertirán en atractivo turístico? No, pero el gobernador no se supo explicar.
Más norteado que de costumbre hizo un champurrado con su discurso de bienvenida y si no me crees checa este párrafo, lector: “Nos vamos a reunir aquí presente la autoridad municipal. Decirle al alcalde que hagamos una reunión con los prestadores de servicios, hoteleros; de todos los servicios que atienden a los visitantes de la ciudad para que podamos ofrecer lo mejor que tenemos. Estará programada una reunión con empresarios, prestadores de servicios, para que podamos entre todos atender la demanda de los visitantes”.
Lo que Cuitláhuac quiso decir es que tiene interés en reunirse con las fuerzas vivas de Xalapa, para elaborar un plan que haga llevadera la estancia de las personas de todos los puntos del país que tengan que arreglar algún asunto en Conagua.
¿Qué es lo mejor que tiene Xalapa? Muchas cosas: su gente, su cultura, sus museos, sus teatros, su clima, sus paisajes, sus parques, su historia. Diría también que el romanticismo de sus calles, pero ese romanticismo se fue al diablo cuando la violencia y los baches se apoderaron de ellas.
Lo que olvidó el gobernador fue advertir a los nuevos inquilinos que Xalapa posee el índice nacional más alto en feminicidios y secuestros. Y tiene en Hipólito Rodríguez Herrero, al alcalde más inepto e incapaz quizá de toda su historia.
También debió decirles que Xalapa es una ciudad donde los asaltos y la impunidad van de la mano. Y si no que le pregunten al cuentahabiente que fue atracado en el interior de una sucursal bancaria por un par de sujetos que le robaron un millón de pesos. El lugar fue Plaza Américas, de difícil acceso y movilidad, pero donde los ladrones no tuvieron problemas para escapar con el botín.
Una cosa más, el robo se cometió casi a la hora y a menos de un kilómetro del lugar donde el gobernador les daba la bienvenida a los distinguidos visitantes y les hablaba de lo padre que es vivir en Xalapa.
Con todo, advertidos… perdón, bienvenidos a Xalapa señora Blanca Jiménez Cisneros y trabajadores de la Conagua. Estoy seguro que los xalapeños desean que su estancia sea de lo más placentera; a pesar de la violencia e inseguridad que se vive en lo que alguna vez fue la pacífica y tranquila Atenas Veracruzana.
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