Cuando se trató el tema del aborto en Italia, España, Francia e Irlanda hubo charlas, conferencias, debates, discusiones, posturas a favor, posturas en contra y protestas. Pero una vez que la mayoría aprobó que las mujeres podían interrumpir su embarazo, la vida ha seguido su curso en esas cuatro naciones.
Acá de este lado del Atlántico la Santa Madre Iglesia ha convertido la interrupción del embarazo y los matrimonios igualitarios en asuntos muy tóxicos.
En Veracruz ha lanzado una campaña despiadada contra el aborto en la que acusa de asesinato a las mujeres que por alguna razón (y ninguna lo hace por su gusto), se ven en la necesidad de malograr su embarazo. La Iglesia las ha criminalizado, las ha puesto al nivel de los más despiadados asesinos y muchas han ido a la cárcel.
La presión ha sido tan fuerte que la propuesta de ley en ese sentido está en la congeladora del Congreso local.
Ahora la bronca es con los matrimonios igualitarios.
Grupos defensores de la familia se han opuesto ferozmente a las uniones entre personas del mismo sexo porque –aseguran-, atentan contra los más sagrados principios de la familia como se concibe desde hace siglos: hombre-esposo-papá; mujer-esposa-mamá y los hijos de rigor.
Qué bueno que piensen así y qué bueno que defiendan su postura. Pero por favor, dejen en paz a quienes desean formar un hogar donde el esposo sea un hombre y la esposa otro hombre. O donde el esposo sea una mujer y la esposa otra mujer.
Si desde su perspectiva estas personas están pecando, déjenlas que pequen. Si se van a ir al infierno, déjenlas que se vayan a donde quieran; lo que no se vale es que las descalifiquen y amenacen.
La diputada Mónica Robles Barajas, presentó una propuesta para reformar el Código Civil de Veracruz a fin de que se incluya el matrimonio entre personas del mismo sexo. Para ello ha organizado foros en Orizaba y Coatzacoalcos que le han reventado integrantes del Grupo Pro Vida.
En Orizaba le armaron un pleito. El Coatzacoalcos la legisladora aguantó estoica durante más de una hora los improperios de los manifestantes y cuando quiso dar sus puntos de vista la callaron a gritos. Y el foro programado para este viernes en Boca del Río, corre el riesgo de suspenderse porque los organizadores fueron amenazados con que “va a correr sangre”.
¿Dónde está el respeto y tolerancia que exige la propia Iglesia?
Lo que llama la atención de la Santa Madre, no es que se oponga a los matrimonios igualitarios, sino la impiedad que utiliza para descalificarlos. Impiedad que da pauta a sus sectarios seguidores para gritar, amenazar y atacar en el entendido de que Dios les pondrá un 10 en Moral y Buenas Costumbres.
Pero Robles Barajas no se amilanó y contestó: “Lo sucedido el día de hoy (este lunes) en Coatzacoalcos, durante el Encuentro por la Igualdad y No Discriminación, que tenía el propósito de informar a la ciudadanía sobre el contenido de la Reforma al Código Civil que estaremos votando próximamente en el Congreso Local, refuerza mi convicción para seguir trabajando por construir la sociedad pacífica y armoniosa que todos anhelamos.
“Hoy vi, de primera mano, la manipulación e intolerancia de quienes, ante la falta de argumentos, recurren a la violencia. Dejarme hablar, permitir que la gente se forme un criterio informado, les representa descubrir las mentiras y prejuicios que sustentan su postura. Cuánto dolor habrá en sus vidas para ver como una amenaza a otro ser humano, tan solo porque vive una orientación sexual diferente”.
Y luego vinieron las palabras que deberían poner a pensar a esos fanáticos intolerantes: “Una sociedad que discrimina, que humilla y denigra, se aleja irremediablemente de las enseñanzas de Jesús, a quien tanto dicen venerar… Porque la paz nace desde la transformación interior, en el corazón de cada persona, seguiré este camino de respeto, de inclusión y de amor al prójimo que se demuestra en los hechos y no solo en los discursos”.
Al final, la propuesta será aprobada, ya lo verás lector. Más temprano que tarde pero será aprobada. Llegará el día en que veamos como algo normal y natural que nuestros vecinos hombres o nuestras vecinas mujeres formen parte de los matrimonios igualitarios.
Lo mismo pasará con la propuesta de interrupción del embarazo.
Y todo esto a pesar de la Santa Madre.
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