“Sí -declaró con toda franqueza el presidente López Obrador- yo decidí ofrecer asilo al Presidente Evo Morales. Me importó salvar su vida. Se consiguió. Me produce gran orgullo tener un Canciller como Marcelo Ebrard. Hizo un trabajo espléndido. Con la Secretaria de Gobernación Olga Sánchez Cordero, el General Secretario Crescencio Sandoval y el Almirante Rafael Ojeda. La verdad es que tengo un equipo de primer orden”.
Su rostro delataba intensa emoción. Casi dos horas le tomó a Marcelo Ebrard narrar la operación “¡Salvemos a Evo!” La tensión, la concentración, la planeación. Casi dos horas mantuvo la expectación de decenas de informadores que ansiaban saberlo todo ¡Y más! El Canciller no se guardó opinión, ni reconocimiento, ni gesto de sobresalto, ni expresión patriótica que sacudió a todos:
“México no es tierra de sumisión”.
A la decisión presidencial siguió: ¿Quién encabeza la operación? ¿Quién es el bravo capaz de cumplirla exitosamente? E intervino el General Crescencio Sandoval. El Ejército Mexicano tiene al fogueado, educado, muy preparado elemento. Un General. Cuyo nombre no se reveló.
“Se trataba -explicó Ebrard- de ir a Bolivia”. En un reactor con autonomía de ocho horas. Escala en Lima, Perú. Listo el aparato de la Fuerza Aérea Mexicana. Espera del permiso d de Bolivia para llegar a su aeropuerto. Negociación compleja, trabas. ¡Adelante! ¡No hay problema! Y a medio vuelo ¡cataplún! Bolivia se rehúsa a autorizar la operación. El aeroplano debe regresar a Lima.
Llueven preguntas a Ebrard. Juicios concluyentes. Los contiene:
“México no discute, no opina sobre el régimen que cada país quiere darse. No nos mueve la ruptura del orden constitucional. El avasallamiento que en Bolivia sufrió la democracia”
La trama que reseñó el Secretario de Relaciones Exteriores corta respiraciones. Obliga reacomodarse en el sillerío del salón de conferencias del Palacio Nacional. La señora Olga Sánchez Cordero sufre calambres en el cuello. Lo mantiene tenso sobre su lado derecho. Así permanece largo tiempo. No se pierde ni una sílaba de lo dicho por Ebrard.
“Hubo que poner en marcha un ‘Plan B’”. Nuestros diplomáticos en el sur del continente en alerta. El Expresidente de Uruguay Mojica -gran personaje- se hace presente. Paraguay, lo mismo. El Presidente Electo de Argentina Fernández actúa.
“Cada gestión, cada solicitud debe hacerse en toda regla”. Bien documentada. Y el tiempo. La larga espera. Paraguay autoriza que la nave mexicana surque su espacio aéreo. Y hay que contar con Ecuador, Brasil.
“Aterrizaje en Bolivia. Hay que reabastecer al avión. Llenar los tanques de combustible. Contamos con Perú. Ya no está muy bien dispuesto. Nos niega un nuevo aterrizaje. Otros países le imitan. Hay que volar sobre aguas internacionales. El océano. Hay remilgos.
-¿Cree usted, supone usted que alguna gran potencia ejerció influencia para que actuaran así o asá ciertas naciones?
-Ignoro si alguna nación poderosa de América o Europa actuó así. ¿Estados Unidos? ¿Canadá? No lo sé. Prefiero no formular conjeturas.”
Fino tacto. “No divulgaremos domicilio, residencia del señor Evo Morales. No me s posible imaginar sus sentimientos. Tampoco si dará una conferencia de prensa. Cuidaremos de su integridad física. Lo hicimos en otros tiempos. Asilamos a personajes latinoamericanos quienes más tarde se convirtieron en líderes de sus respectivos países. Evo Morales está obligado a vivir aquí apegando su conducta a lo que prevé nuestra constitución. Tenemos experiencia. Chile, por ejemplo…
Sonó su celular. Lo atendió.
“Ecuador rectificó. Ya dio permiso para que el avión mexicano use su cielo. ¡Qué bueno!- festejó y consiguió el premio de una conciliadora risa
“Aludió al golpe en Chile en 1973. Pinochet y otros asesinaron a miles. ¿Se incuba hoy en Bolivia una situación semejante?
“En situaciones como esta -respondió- pude ocurrir lo peor”.
Echó un vistazo a su reloj.
“Pasadas las once de la mañana Evo Morales estará en México”.
Cerró la conferencia el Presidente:
“La misión tenía un objetivo: Salvar la vida de Evo Morales. Se cumplió.
Y felicitó a Marcelo Ebrard y los miembros del gabinete que participaron en la espinosa operación ¡Salvemos a Evo!