Desde el Café
Bernardo Gutiérrez Parra
Treinta y tantas horas después de la marcha de la Generación Z y del Movimiento del Sombrero que fueron tendencia en las redes y noticia principal en casi todos los medios impresos, no he escuchado algo así como: “El gobierno de la República, conmovido por las exigencias de paz de los mexicanos, se compromete a redoblar sus esfuerzos para acabar con la violencia y la inseguridad que han convulsionado al país y devolver a los ciudadanos la tranquilidad a la que tienen derecho”.
Nada, ni por asomo una parrafada de ese calibre. Por el contrario, apenas terminó la marcha comenzaron las descalificaciones: “Fueron tantos a la manifestación como seguidores tiene el Necaxa. Tiene más dolientes el velorio de un ranchero que la manifestación del sábado. Éjele, junta más gente un atropellado…,” etc.
Desde Villahermosa, donde anunció la construcción de una planta productora de Chocolate Bienestar, la presidenta Claudia Sheinbaum dijo: “No hay divorcio entre pueblo y gobierno, somos uno solo… y cuando hay gobiernos cercanos a la gente y el gobierno responde a su pueblo, no hay fuerza que nos pueda detener, somos invencibles pueblo y gobierno. Es invencible nuestro país…”.