Bernardo Gutiérrez Parra
El consejero jurídico de la Presidencia Julio Scherer Ibarra, dijo que Cuitláhuac García Jiménez es uno de los gobernadores que ha logrado controlar la inseguridad en su entidad: “Tenemos ejemplos muy claros donde teníamos una violencia generalizada (como) Veracruz, en donde el gobernador hizo un esfuerzo, se pudo cambiar al fiscal, hoy tenemos una tasa de homicidios muy por debajo de la que teníamos hace un año y hace dos años”.
Sus declaraciones las hizo para el programa radiofónico La Octava el pasado viernes, pero no sé de qué Veracruz habló, porque si se refiere al Veracruz que está pegado al Golfo de México, colinda con siete estados de la República y tiene a uno de los peores gobernadores de su historia, entonces está muy equivocado el señor.
Para empezar ¿qué tiene que ver el cambio de fiscal con el alza o baja en delitos de alto impacto? La Fiscalía persigue a los delincuentes cuando ya cometieron los delitos, no los inhibe. ¿Entonces?
Que eso lo digan sujetos como el propio gobernador García Jiménez, el secretario de Gobierno Eric Cisneros o López Obrador vaya y pase, porque los tres son mentirosos consuetudinarios. Pero que lo diga el consejero jurídico de la Presidencia que se supone es uno de los miembros más honestos del gabinete, como que no checa.
El funcionario aseguró que para que las cosas funcionen los gobernadores deben asistir a las mesas de Coordinación para la Construcción de la Paz. Y en este punto me quiero detener.
No deja de ser una grotesca bufonada que esas mesas se llamen de Construcción de la Paz, cuando lo que menos hay es paz en el país. No puede ser que el señor ignore que los últimos 23 meses han sido los tiempos más violentos en la historia reciente de nuestra República.
En el caso de Veracruz, te invito lector a que te asomes a las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Bien claro dicen que el 2019 fue más violento que el 2018 y de acuerdo a como van sus números, este 2020 será aún más violento que el año anterior.
En 2019 hubo en la entidad 2 mil 603 homicidios dolosos y para este año las proyecciones del mismo gobierno federal vaticinan que habrá más de 3 mil 100.
Quiero pensar que de manera inocente el funcionario tomó el registro de enero a agosto del año anterior cuando se cometieron 1,025 homicidios dolosos, y los comparó con los 878 que ocurrieron de enero a agosto de este año. Pero 147 asesinatos menos no quieren decir nada cuando la violencia sigue y faltan por contabilizarse los meses de septiembre, octubre, noviembre y diciembre.
Scherer Ibarra sostuvo que la seguridad en México ha “mejorado muchísimo”. Ah caray, ¿le gustará el humor negro al señor? Porque la seguridad no ha mejorado ni un ápice, por el contrario.
En 2017 hubo en el país 26 mil 279 asesinatos dolosos y en 2018 (el año más violento del peñismo) se registraron 31 mil 285 que dan un macabro total de 57 mil 564 asesinatos. Cifra por debajo de los más de 60 mil en los dos primeros años de López Obrador.
Antes de que López Obrador llegara a la presidencia la curva era ascendente en todos los delitos, pero desde que el tabasqueño está en Palacio Nacional, la curva “se ha achatado”, dijo Scherer.
¿De dónde sacó semejante barbaridad?
Cómo puede hablar con tanta ligereza cuando el día que hizo esas declaraciones mataron a tres mujeres en menos de seis horas en Veracruz: una en Jáltipan, otra en Teocelo y la tercera en Tuxpan. Hubo cinco ejecutados: uno en Coatzacoalcos, otro en Álamo, dos más en Minatitlán (uno era dirigente ganadero) y el quinto en Martínez de la Torre.
Además, hubo una balacera en Álamo; fueron heridos de bala dos policías en Ixtaczoquitlán; hirieron a otras dos personas en Minatitlán; apareció sin vida el cuerpo de un paramédico en Tezonapan; encontraron a tres desmembrados en Tolome, robaron dos contenedores con cerveza en Soledad de Doblado y asaltaron la sucursal de un banco en Xalapa.
Reitero, ¿cómo pudo hablar con tanta ligereza y desconocimiento el hijo de uno de los periodistas más honestos, decentes, preclaros y mejor informados que ha tenido Latinoamérica?
Quizá por una razón: porque nunca segundas partes fueron mejores.
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