Bernardo Gutiérrez Parra
Con la designación de Adolfo Ramírez Arana como presidente estatal del PRI, se confirmó lo que se ha venido diciendo desde hace semanas; que al tricolor le tocará elegir al candidato del Frente Amplio por Veracruz a la gubernatura y que éste será José Francisco Yunes Zorrilla. Si me permites, me explico lector.
En tiempos pretéritos, cuando el PRI designaba a su candidato a la gubernatura, la dirigencia nacional le corría la deferencia de que escogiera al líder del tricolor en el estado. Esta vez no fue la excepción y es seguro que Alejandro Moreno el jerarca nacional del partido, le preguntara a Pepe su parecer y de ahí surgiera el nombre de Adolfo, conocido de años del peroteño.
A diferencia de otras ocasiones, tanto la renuncia de Marlon Ramírez, que tenía escrita desde el 14 de mayo, como el nombramiento de Adolfo, se dieron a conocer en la sede nacional del tricolor en la Ciudad de México.
En el caso de Marlon, por aquí le entregó su renuncia a Alejandro Moreno y por acá, éste lo nombró Secretario Regional del PRI en los estados de Puebla, Tlaxcala y Morelos.
“Ser Presidente del Comité Directivo Estatal del PRI en Veracruz, ha sido uno de los más altos honores que mi carrera política me ha entregado. Desde 1994 que ingresé a mi militancia, supe que quería tener la oportunidad de conducir los destinos de mi partido”, dijo el diputado jarocho que a pesar de que ya no tendrá esa responsabilidad, seguirá denunciando y documentando los casos de latrocinio y corrupción en el gobierno encabezado por Cuitláhuac García.
Adolfo Ramírez por su parte, tendrá la oportunidad histórica de ser líder de un partido disminuido y devaluado que contenderá junto con el PAN y el PRD (igual de disminuidos y devaluados), en una elección de Estado. Porque eso es lo que se avecina, una elección donde la injerencia del presidente López Obrador y del gobernador Cuitláhuac García a favor de Rocío Nahle es más que manifiesta.
Si bien no tendrá que ver en la postulación del candidato porque esta tarea corresponde a las dirigencias nacionales, Adolfo deberá atender asuntos urgentes de los priistas municipales como el caso de Tuxpan.
En días pasados apunté que el PRI de ese puerto, que llegó a ser baluarte del priismo estatal, está casi muerto y enterrado. Aparte de que no tienen casa donde sesionar porque el edificio del PRI lleva cerrado más de tres años, los priistas tuxpeños se quedaron sin seccionales, es decir, sin columna vertebral.
“Conservadoramente han salido del partido el 90 por ciento de sus seccionales que se fueron a refugiar al Partido Verde, a Movimiento Ciudadano y a Morena. Es decir, no tenemos militancia. Actualmente hemos de ser un centenar de priistas cuando hasta hace apenas unos años éramos miles”, me dijo uno de los pocos tricolores que quedan en Tuxpan y que a falta un lugar donde hacerlo sesionan en los cafés.
Problemas como ese deberá enfrentar Adolfo Ramírez que tendrá como compañera a la diputada federal Lorena Piñón. La nativa de San Rafael que ya es la nueva Secretaria General, es una mujer trabajadora, aguerrida, entrona y obstinada. Nomás hay que recordar la férrea batalla que le dio a su mismo partido cuando la quisieron expulsar.
La dupla Adolfo-Lorena, está recibiendo un PRI en agonía pero vivo (y este punto, un PRI vivo, hay que apuntárselo a Marlon). Con un presupuesto exiguo, con abundantes deudas y carencias y con militantes que están políticamente apachurrados y si tantito me apuras lector, hasta desmoralizados.
Si estos problemas los asumen como retos a vencer, habrán dado un paso importante en el rescate del tricolor. Y si a eso se le agrega la candidatura de Pepe Yunes entonces aguas, porque habrá PRI para rato. Para un buen rato.
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