Desde el Café
Por Bernardo Gutiérrez Parra
El pasado miércoles el alcalde de Xalapa, Ricardo Ahued, hizo un comentario muy desafortunado sobre la percepción de inseguridad que existe en la ciudad. De acuerdo con el INEGI, de diciembre anterior a marzo de este año esa percepción aumentó de 58.8% a 60.7%.
El munícipe dijo que en los indicadores que le mostraron ese día en la reunión de la Mesa para la Construcción de la Paz, “Xalapa salió muy bien calificada” en seguridad, y las cejas se levantaron.
Y es que por mucho que se lo hayan dicho, la percepción y sobre todo la realidad son otras y él debe saberlo.
De acuerdo con la Comisión Estatal de Búsqueda, en lo que va de este año han desaparecido en Xalapa 33 mujeres (sólo mujeres) y encabeza la lista de desaparecidas por encima de los 211 municipios restantes.
Un día antes de que hiciera ese comentario, una pareja fue sacada con violencia de su hogar por un comando armado en la comunidad 6 de enero. Al hombre lo torturaron y lo mataron; y a la mujer la torturaron, la atacaron sexualmente y le cortaron un dedo de una mano dejándola gravemente herida.
Prácticamente no pasa día sin que algo malo suceda en Xalapa. De hecho, el día que hizo esa afirmación, asesinaron a martillazos y en su casa a una joven mujer.
La víctima se llamó Juana Ovando de los Santos, era una activista contra la violencia femenina que llegó hace cuatro meses a Xalapa procedente de Agua Dulce con la intención de matricularse en la Universidad Veracruzana, y el 8 de marzo participó en una marcha feminista con motivo del Día Internacional de la Mujer.
Juana era militante del PRI, (partido que lamentó su muerte tanto a nivel estatal como nacional) e integrante de la Secretaría de la Juventud de la CNOP; tenía sueños, ilusiones de hacer una carrera profesional, pero le truncaron la existencia cuando y apenas contaba con 21 años.
Ricardo Ahued debe tener muy presente que la Xalapa que hoy gobierna es diametralmente opuesta a la que gobernó entre 2005 y 2007. La ciudad capital, imposible soslayarlo, se ha convertido en una urbe violenta e insegura sobre todo para las mujeres.
Urge implementar medidas efectivas para que ya no sean asesinadas, desaparecidas o sobajadas, en lugar de hacer comentarios que chocan con la realidad y levantan ámpula en una sociedad que ha sido lastimada, agredida y vive temerosa.
¿Será que al alcalde ya le dio por descalificar a las instituciones como lo hacen el presidente y el gobernador? No nada de eso. Ricardo Ahued es un hombre sensato y bien intencionado. Nada que ver con los luchadores sociales gritones y aspaventeros.
Sí, en efecto, hizo esas declaraciones, pero agregó que su gobierno está trabajando para mejorar la seguridad ya que “con una sola persona que haya sentido un agravio se pierde todo”.
El problema es que la gente se quedó con la primera parte del diálogo que sostuvo con un periodista, donde vino el desbarre verbal.
Porque fue eso lector, un desbarre verbal y no otra cosa.
Ricardo Ahued es sin discusión el único político honesto que tiene Morena en la entidad. Y jamás echará por la borda el respeto que se ha ganado, tapando con descalificaciones y falsedades la cruda realidad que vive Xalapa; la otrora tranquila y apacible ciudad capital.
Bueno, al menos es lo que pienso y espero no equivocarme.
¿Separación o ruptura en el PVEM de Orizaba?
Duro golpe recibió el PVEM de Orizaba con la “separación temporal” de uno de sus miembros más emblemáticos, Alonso Domínguez Ferráez, que fuera su fundador en aquel Distrito y militante por 25 años.
La noticia la dio a conocer el propio empresario radiofónico y ex diputado local el miércoles anterior. Aun cuando aseguró que además de temporal su separación es por motivos personales, lo cierto es que hay más de fondo.
De acuerdo con cercanos, una de las razones es porque el PVEM perdió su ideología en Veracruz y se volvió comparsa del PRI. En Tepetzintla por ejemplo, dejaron de lado a Jesús Zenil y en los Tuxtlas a Julián Organista Barranca, dos ecologistas de cepa, para imponer a priistas de ingratos recuerdos disfrazados de Verdes.
Además, Alonso Domínguez no desea ser etiquetado como perteneciente al grupo de Javier Herrera Borunda, dueño de la franquicia del PVEM en la entidad.
En este sentido, analistas políticos de Orizaba aseguran que la razón sustantiva de esta separación, es que Javier Herrera y algunos duartistas están abiertamente confrontados con el gobierno estatal y Domínguez Ferráez no desea comprar pleitos ajenos, sino salvaguardar la buena relación que tiene con miembros del gabinete y con el gobernador Cuitláhuac García.
Quienes lo conocen dicen que más que un adiós definitivo, lo que hizo Alonso fue pintar su raya en espera de tiempos mejores.
Y algo se está fraguando.
El fin de semana grupos de simpatizantes y representantes populares de la región, le expresaron su respaldo y se dijeron dispuestos a acompañarlo a donde vaya.
Trascendió que Alonso encabezará un movimiento que retome la actividad ambientalista y tenga en sus filas a hombres y mujeres que compartan los ideales del fundador del PVEM, Jorge González Torres y no a políticos quemados y oportunistas.
También trascendió que este movimiento se organizará en todo el estado, no para desconocer a la dirigencia estatal, sino para fortalecer una organización política que con la experiencia y conocimiento de los ex verdes de Orizaba y la región, sea protagonista en la próximas elecciones.
¿Qué partido los enamorará? Podría ser Movimiento Ciudadano.
Como quiera que sea, la decisión de Alonso Domínguez, es un duro golpe no sólo para el PVEM, sino para Javier Herrera Borunda que además se puede convertir en algo más que un dolor de cabeza para el hijo de Fidel Herrera.
bernardogup@hotmail.com