Bernardo Gutiérrez Parra
Aceptando que hubo urnas embarazadas, acarreo, ciudadanos que votaron con la licencia de manejo en lugar de la credencial de elector y que sufragó menos del 8 por ciento de los inscritos en el padrón electoral, la Consulta Popular fue un éxito porque (de acuerdo con datos preliminares del INE), un abrumador 96.28 por ciento de los sufragantes votó por el SI mientras que un risible 1.48 por ciento lo hizo por el NO.

Quizá para amarrarse el dedo o porque López Obrador ya le pisó la sombra, quien salió a decir semejante jalada fue el presidente del INE, Lorenzo Córdova, que calificó de sobresaliente la Consulta. “Hoy millones de mexicanas y mexicanos pudimos ejercer nuestro derecho a opinar sobre un tema que se consideró de trascendencia nacional. Claramente, la Consulta Popular del día de hoy representa ya una experiencia exitosa más de la democracia mexicana…”.

Ora pues.

Pero independientemente de esa opinión y de lo que diga hoy en su mañanera, López Obrador debe estar preocupado porque la ciudadanía no jaló como esperaba. Si en otras ocasiones le han seguido la corriente, en ésta sólo fueron a votar sus muy fieles seguidores, esos que lo han acompañado desde el 2006 y que gracias al propio Andrés Manuel, son los votos duros de los que presume Morena.

Los favorecidos de Sembrando Vida, los Ninis y los ancianos, es decir, el grueso de los beneficiarios de sus programas sociales, se quedaron a ver las olimpiadas, los infumables partidos de la liga MX (o como se llame ahora) y remataron viendo perder al Tri 1-0 frente a la selección de Estados Unidos. Aunque este partido fue después del cierre de casillas.

Las casillas lucieron abandonadas, en algunas de Veracruz los funcionarios se espantaban las moscas mientras esperaban los tumultos que nunca llegaron. Algunos de plano y quizá para matar el ocio, se pusieron a cruzar boletas y a meterlas en las urnas como lo muestran un par de videos que se hicieron virales.

También se hizo viral una caricatura de los expresidentes muertos de la risa al ver la “afluencia” de votantes.

¿Qué fue lo que pasó?

Que a López Obrador se le está acabando la magia.

El disparo de contagios por la pandemia (de a 19 mil diarios en promedio la última semana), el número de muertos y su empecinamiento porque millones de niños y jóvenes regresen a clases presenciales, son las gotas que están comenzando a derramar el vaso.

Si la cancelación del aeropuerto y el cierre de las estancias infantiles le hicieron los mandados a su popularidad, sus continuos desatinos, el rencor que exuda en sus mañaneras, su sectarismo que no admite discusión y su supina terquedad que han provocado la crisis económica, el desempleo, desabasto y 15 millones de nuevos pobres, están dando al traste con la fama de invencible con la que llegó a Palacio Nacional.

Los millones de mexicanos que se quedaron en sus casas este domingo, no lo hicieron porque no deseen que se enjuicie a los expresidentes, sino porque le dijeron NO a López Obrador.

No a su autoritarismo, no a sus desplantes, no a sus ocurrencias, no a sus tarugadas. No a sus cínicas falacias que lo harán pasar a la historia como el Presidente más mentiroso. No, no, no.

Este calambrazo que le acomodaron debe tomarlo como un aviso de lo que vendrá más adelante. Y lo que viene es la revocación de su mandato. Quizá gane la revocación, pero le espantará darse cuenta que serán como ahora, pocos los que vayan a las urnas a manifestar con su sufragio su deseo de que continúe en la presidencia.

Ojalá aprenda de esta ácida lección aunque no lo creo. López Obrador es un sujeto de ideas fijas que como primeras providencias festinará el pírrico “éxito” de la Consulta.

Sobre la mísera afluencia de votantes le echará el caballo al INE y no descansará hasta desprestigiarlo y aniquilarlo. Porque para el 2024 quiere un Instituto Nacional Electoral a sus pies y doblegado.

bernardogup@hotmail.com