Bernardo Gutiérrez Parra
El titular de la Coordinación Nacional Antisecuestros, Víctor Hugo Enríquez García, dijo ayer que Veracruz ha logrado una “reducción histórica” en lo que a secuestros se refiere, además de que es el estado con más detenciones por ese delito.
El funcionario indicó que hace dos años se registraban en la entidad 40 secuestros en promedio al mes y este año la cifra ha bajado en un 85 por ciento, ya que se reportan dos o tres casos mensuales, lo cual es una excelente noticia.
En su visita a Boca del Río donde asistió a la Reunión Nacional del Grupo de Planeación y Análisis Estratégico Contra el Secuestro, don Víctor Hugo se sinceró al agregar que pese a estas cifras, Veracruz sigue siendo un foco rojo en cuanto a secuestros junto con la Ciudad de México, Estado de México y Puebla, aunque la incidencia de este delito ha disminuido hasta en un 75 por ciento en el País.
Esa fue la buena noticia; va la pésima que es truculenta.
Enríquez García le bajó la moral a los veracruzanos al manifestar que ahora los secuestros se cometen al azar, a diferencia del pasado cuando los delincuentes estudiaban a detalle a sus objetivos que eran principalmente personas con amplia capacidad económica.
Aunque déjame decirte lector que en este sentido el funcionario no descubrió el hilo negro porque estos secuestros se vienen realizando desde hace años. Un caso doloroso fue el secuestro de un joven en un municipio del norte del estado. Los secuestradores le pidieron a su familia (personas muy humildes) 20 mil pesos por el rescate; luego se bajaron a 15 mil y finalmente pidieron 10 mil. Como la familia no pudo reunirlos simplemente lo mataron.
Que cualquier hijo de vecino como tu o como yo sea susceptible de ser secuestrado es algo que crispa y desasosiega. Sobre todo porque si no hay dinero para cubrir los gastos más indispensables en el hogar, menos habrá para pagar un rescate.
Qué bueno que bajaron los secuestros, pero ¿quién nos garantiza que no seamos de esos dos o tres que los malandros agarran mensualmente al azar?
Algo deben hacer las autoridades para disminuir o de plano erradicar este flagelo, lo que sería lo ideal. No se trata de que nos pongan guardias de corps a todos porque eso es imposible, pero sí de que implementen medidas más drásticas contra los secuestradores, porque parece que una pena de entre 40 y 100 años de prisión como que no les espanta el sueño.
Que sea, que los secuestros hayan disminuido en la entidad en un 85 por ciento, reitero que es una excelente noticia, sobre todo si la dice un funcionario federal. Sólo falta saber si ese porcentaje empata con la percepción ciudadana y con la realidad.
Una relajada Fiscal estatal
A la reunión en Boca del Río también asistió la Fiscal Estatal Verónica Hernández Giadáns, mucho más relajada tras meses de recibir un intenso bateo mediático. Cuestionada desde antes de que tomara formalmente el cargo, la funcionaria se puso a trabajar y ha sido pieza clave en la detención de secuestradores y desintegración de bandas criminales.
Su trabajo en el sur de la entidad donde el secuestro se había vuelto la pesadilla de cada día, ha logrado que este flagelo disminuya exponencialmente. Y ya que hablo del sur, no le tembló la mano para poner a disposición de las autoridades a un fiscal de Coatzacoalcos acusado de cohecho por pedir a una víctima 3 mil pesos (hasta eso, poquitero el fulano) y a un policía ministerial.
Sobre esto dijo hace un par de días: “Mi compromiso es con la legalidad y la transparencia, por lo que no permitiré ningún acto fuera de la ley en el desempeño de las funciones de la Fiscalía.
“Exijo a quienes formamos parte de este organismo a trabajar apegados a las normas jurídicas; aquí procuramos justicia y debemos ser ejemplo de honestidad, rectitud y congruencia en nuestra actuación.
“No será tolerada ninguna falta administrativa; mucho menos conductas que puedan constituir delitos por parte de quienes servimos en la Fiscalía General del Estado, sin importar la jerarquía que tengan… Todos los servicios de esta institución son gratuitos”.
Otro acierto fue llevar ante las autoridades tras una investigación minuciosa, rápida y efectiva, a dos sujetos acusados de asesinar al candidato a la alcaldía de Cazones, Remigio Tovar Tovar. También ha puesto especial énfasis en perseguir a presuntos feminicidas y ponerlos en manos de un juez.
Quizá por todo esto se vio relajada en la reunión de Boca del Río a la Fiscal Hernández Giadáns.
Enroque en curul del PRI
Entre quienes ya tienen asegurada una curul en el Congreso local para la próxima Legislatura está el líder estatal del PRI Marlon Ramírez Marín. En ese sentido no hay vuelta de hoja. Pero, apunta lector a su suplente Ramón Reyes Viveros como quien ocupará ese lugar.
¿El motivo? Marlon quiere afianzar mejor la posición del partido en el tablero político de Veracruz. Bueno, al menos es lo que se dice.
¿Quién es Ramón Reyes? Es ingeniero de profesión y Coordinador de Comunicación Social del PRI estatal con una dilatada carrera principalmente dentro de su partido. Ramón es un joven brillante, conocedor de las leyes, de los problemas que hay en la entidad, de sus posibles soluciones y tiene el don de ser conciliador.
Conoce palmo a palmo la geografía veracruzana y gracias a su sencillez y don de gentes fue uno de los responsables, junto con Marlon, de unificar al PRI que después de la elección del 2018 quedó lo que le sigue a resquebrajado. Es además, dicho por el propio Ramírez Marín y avalado por quienes lo conocen, un joven de diálogo “que no tiene cola que le pisen”.
Es una de las caras nuevas del partido que lo que sea de cada quién ya pide a gritos una renovadita. De jóvenes como él requiere el tricolor si desea resurgir y levantar el vuelo como en sus tiempos mejores.
Como legislador Ramón Reyes Viveros dará mucho de qué hablar y para bien, en el Congreso local.
bernardogup@hotmail.com