La violencia contra las mujeres se visibiliza como nunca antes en todos los ámbitos: desde lo familiar, escuelas, centros de reunión y entretenimiento, transporte público e incluso en los centros de culto.

En el ámbito laboral, a pesar de que el 39% de las 55.7 millones de personas ocupadas son mujeres, en vez de un clima de respeto existe una atmósfera de violencia en su contra, cargado de situaciones que resultan violentas.

Así se puso de manifiesto durante el panel virtual, que organizó la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), en la que participaron funcionarias del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) y de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Conavim).

Según el Diagnóstico de hostigamiento sexual y acoso sexual en la administración pública federal 2015-2018, de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, de 402 víctimas que reportaron hostigamiento y abuso en instituciones, 94.53%, fueron mujeres.

Y de acuerdo a la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2016, reveló que 26.6% de las mujeres que trabajaban experimentaron algún acto violento en el ámbito laboral, principalmente de tipo sexual o discriminatorio.

Y los principales agresores fueron en mayor medida compañeros de trabajo, con 35.2% y seguido por los superiores jerárquicos por hostigamiento sexual laboral con un 19.3%.

Ante esta situación generalizada, con frecuencia se opta por abandonar el puesto de trabajo, dijo Omar Estefan, director general de Previsión Social de la STPS, en el panel virtual Modelo de Protocolo para Prevenir, Atender y Erradicar la Violencia Laboral en los Centros de Trabajo.

Martha Ferreyra, de InMujeres, puso en duda el Protocolo de la STPS. “Son instrumentos que no funcionan. Tenemos que pensar en otros mecanismos que eviten se llegue a la aplicación de protocolos, que no son la respuesta a todo”.

Señaló que la discriminación también es importante, aunque el extremo son el acoso y hostigamiento sexual.

Y Tania Ramírez, encargada de despacho de Conapred, dijo que el acoso sexual es muy serio entre las mujeres que trabajan en el campo, en los surcos, donde se tienen que vestir con pantalones y encima sus faldas o colgarse de la cintura prendas, para no ser víctimas de violaciones.

“Lo que hemos constatado en Conapred, respecto a las oficinas federales, en este caso la Secretaría de Gobernación, se tuvo que instalar toda una estrategia para poder atender todos los casos de violencia contra las mujeres por el confinamiento, por la pandemia, porque por este fenómeno se agravaron”.

Y la maestra Balbina Hernández de CONAVIM, comentó que desde hace años se buscan los mecanismos para acabar con la violencia laboral y que este esfuerzo de la STPS es importante.

Afirmó que “la violencia labora se da como un hecho natural para que la mujer regrese a su actividad doméstica”.

“La violencia es una manera muy sutil, poco ética y discriminadora. ¡Me da gusto qe la STPS busque mecanismos para acabarla!