Javier García | El Sol de México
El emblemático actor y comediante Manuel “El Loco” Valdés falleció la madrugada de este viernes a los 89 años de edad tras perder la batalla contra el cáncer.
El hijo del actor, Marcos Valdés, fue quien confirmó la noticia, además informó que el cuerpo de “El Loco” Valdés será velado en Sullivan a partir de las 11:00 horas.
Por su parte, Pedro Valdés Larrañaga, otro de los hijo de “El Loco” Valdés, publicó una fotografía del artista en su juventud, con un breve mensaje: “Gracias siempre por todo. Te amo. Que tu camino sea luminoso. Gracias, gracias y más gracias. Te adoro padre hermoso”.
Cabe resaltar que desde 2017, “El Loco” Valdés luchó contra el cáncer de piel y fue sometido a varias cirugías, las cuales superó.
En abril pasado se dio a conocer la muerte su hijo Alejandro Valdés, quien estaba al cuidado del actor, sin embargo, las causas no fueron reveladas.
Genio y figura hasta la… locura
Divertido, irreverente, deschavetado, mordaz, así era “El Loco” Valdés arriba y abajo del escenario, siempre con el chascarrillo listo para reírse y hacer reír a sus semejantes. Era un rey del buen humor, que rayaba en la locura, de ahí el mote que se ganó entre sus compañeros y después ante el público que le aplaudía todo: desde su cara de pulga bizca hasta sus jocosas improvisaciones musicales o sus chistoretes al instante.
Qué ocurrente: el gobierno de Luis Echeverría lo multó y lo regañó por “insultar” al Benemérito de las Américas llamándolo “Bomberito” Juárez y a la esposa de éste “Manguerita” Maza. Pero era el sentido del humor su forma de ser, su estilo de vida. Así, entre muecas y gracejadas cumplía su misión terrenal de divertir, por lo que Manuel “El Loco” Valdés deja un hueco difícil de llenar en la comicidad de México.
La edad se le vino encima, ciertamente, y las enfermedades también. Le extrajeron agua de los pulmones y le extirparon un tumor maligno en la cabeza en 2017; al año siguiente le operaron otro tumor detrás de un ojo, pero siempre la había librado debido en gran parte a su buen humor y a su actitud positiva ante la vida. Sin embargo, en diciembre de 2019 confesó sentirse deprimido por las ausencias de sus seres queridos, su esposa Arcelia Larrañaga y su hijo Alejandro que habían fallecido recientemente.
Y es que, detrás de aquella carcajada que lanzaba mientras “pelaba tamaños ojotes”, estaba el hombre, el ser humano con sus defectos y virtudes lidiando con sus problemas cotidianos.
De cuna norteña
El actor de cine, teatro, radio y televisión nació en la fronteriza Ciudad Juárez, Chihuahua, el 29 de enero de 1931, siendo hijo de Rafael Gómez de Valdés Angelini y Guadalupe Castillo, quienes lo bautizaron con el pomposo nombre de Fernando Manuel Alfonso Gómez de Valdés y Castillo.
Tres de sus hermanos se dedicaron también al ambiente artístico: Germán, Ramón y Antonio, destacándose el primero de ellos con el mote de Tin Tán y el segundo como Don Ramón en la serie El Chavo del 8. De hecho, fue Germán quien apoyó a Manuel en los inicios de su carrera. Juntos filmaron la película El hijo desobediente en la que Manuel interpretó un pequeño papel.
Sin embargo, antes de su debut cinematográfico el entonces loquito en potencia se desempeñó como bailarín en el ballet de Televicentro, donde a los 24 años de edad debutó en el programa Variedades de mediodía, sorprendiendo a medio mundo por su vis cómica y su gran capacidad para improvisar. Más tarde, en 1966, participó en la versión mexicana del programa argentino Operación ja ja, cuya misión esencial era divertir al público.
Otro de sus programas relevantes lo fue Ensalada de locos, en el que alternaba créditos con otro par de orates de la comedia: Héctor Lechuga y Alejandro Suárez.
Transcurrían los años 70 del siglo pasado. Manuel vestía a la moda psicodélica: pantalones acampanados, camisas coloridas y se dejó crecer el cabello que sacudía alegremente. Sus cejas muy pobladas parecían bigotes al más puro estilo de Dalí, pero su sentido del humor se mantuvo intacto. Era todo un galanazo y, entonces, procreó dos hijos fuera del matrimonio: Marcos Valdés, con la baladista sesentera llamada Corina, y Cristian Castro, con la actriz y conductora de TV Verónica Castro. De hecho, fue padre de 12 hijos.
Larga carrera fílmica
Sin embargo, su intensa actividad en la pantalla grande lo convirtió en una de las figuras relevantes de la Época de oro del cine mexicano, conquistando al mismo tiempo la admiración y el cariño del público.
Su filmografía registra 62 títulos y comienza en 1944 con El hijo desobediente, para cerrar en 2015 con Operación Canina. Sobresalen películas como Detectives o ladrones, Los fantasmas burlones, Tintansón Crusoe, A ritmo de twist, Caperucita y sus tres amigos, El fantasma de la opereta, Los hermanos Karambazo, Viaje a la Luna, Casa de perdición y El chismoso de la ventana, entre otros.
Pero también, tocó a Manuel “El Loco” Valdés participar en el llamado cine de ficheras con títulos como Las cariñosas, Muñecas de medianoche, Las tentadoras y la trilogía de La pulquería.
Su amistad y rivalidad deportiva con Sergio Corona los enfrentaba cada vez que jugaban América contra Guadalajara en el llamado clásico del futbol mexicano. Era notoria la pasión que sentía Manuel por las Águilas de Televisa, mientras Corona defendía los colores rojiblancos del Rebaño sagrado.