El jueves 30 de abril Día del Niño, mientras el presidente López Obrador recomendaba a los menores leer a Tolstói “porque sus obras dicen que la felicidad no depende de valores materiales” y su esposa Beatriz Gutiérrez Müller leía el cuento “La camisa del hombre feliz”, más de 17 millones de niños de todo el país de entre uno y cinco años, se quedaron sin acceder a los programas que implementaba “Alas y Raíces” (dependiente de la Secretaría de Cultura federal), a la que le recortaron el 75 por ciento del presupuesto.

Mientras la señora Gutiérrez Müller seguía cuenta que cuenta el cuento, los narradores, titiriteros y cuentacuentos de “Alas y Raíces” fueron informados que con la pena, pero la austeridad republicana tiene que continuar, por lo que tendrían que vérselas con el 25 por ciento que les dejaron.

El brutal recorte canceló el programa “Brotes” que había sido una tabla de salvación para bebés, niños y adolescentes en estado de vulnerabilidad, que viven el hacinamiento en sus hogares y son víctimas de violencia intrafamiliar.

Nunca que se sepa, ningún gobierno le había pegado tanto a los niños ni había mentido tanto a sus padres. Primero les quitaron las estancias infantiles, luego dejaron sin medicina a menores con cáncer y el Día del Niño les quitaron programas que los alejaban, aunque fuera por unas horas, del infierno que viven en sus hogares disfuncionales.

Ese mismo jueves mientras el presidente dijo por la mañana que la lucha contra el Covid-19 estaba resultando exitosa, por la tarde nos informaron que del 29 al 30 se registró un contagio cada minuto en promedio.

Y el sábado siguió mintiendo: “Quiero compartir con ustedes una buena noticia en relación a la pandemia del coronavirus; las cosas mejoran en el país, estamos viendo la luz a la salida del túnel; hay muy buenos resultados”.

Más adelante agregó: “Hemos contado con suerte porque esta pandemia inicia en China, pero causó estragos en Europa… no estaban preparados; no había hospitales no había camas suficientes, fueron rebasados. Muy lamentable, pero al mismo tiempo sirvió para que nosotros nos preparáramos. Y nos hemos venido preparando porque no teníamos las condiciones necesarias. El sistema de Salud estaba caído, en ruinas. No teníamos las camas, los ventiladores, los especialistas”.

Y seguimos sin tenerlos.

La doctora Magdalena Madero, responsable del área de necrología del hospital de Cardiología de la CDMX le dijo al periodista Carlos Loret que la situación en los hospitales es crítica, “Prácticamente estamos en guerra. Los hospitales están totalmente rebasados y no cuentan con camas de terapia intensiva. A pesar de que nos reconvertimos en hospital Covid hace dos semanas, al día de hoy no tenemos un solo ventilador disponible”.

Dijo que están a punto de llegar a la fase en que tendrán que decidir a quién se le da el apoyo y a quien no. “Aquellos pacientes que tengan pocas posibilidades de salir adelante se les ofrecerá tratamiento paliativo básicamente sedación por compasión. Te puedo decir Carlos, que hay lista de espera incluso para la colocación de oxígeno. Hasta el 15 por ciento de los contagios son personal de Salud; hemos perdido a muchos colegas en la batalla”.

La doctora Madero agregó que entraron a una fase donde prácticamente todos los médicos han sido llamados a atender el área Covid, debido al desgaste de sus compañeros que se encuentran atendiendo a los enfermos. Y ni hablar de lo que todo mundo sabe; que los implementos para hacer frente al coronavirus los han tenido que comprar de su bolsillo porque no les han facilitado ni tapabocas.

Este domingo la línea de contagio siguió subiendo y el número de infectados se fue a los 23 mil 471 con 1, 383 nuevos contagios. Es decir, casi uno por minuto en promedio. Además se registraron 2 mil 154 muertos.

Pero Andrés Manuel dice que vamos bien, que la línea de contagio como que quiere comenzar a aplanarse, que ya ve la luz y que las cosas pronto volverán a la normalidad. Qué sevicia, qué manera de mentir de quien prometió no hacerlo.

O es cínico el presidente, o ignora la verdad o simplemente no quiere verla.

Una cosa es cierta, la realidad comienza a perseguirlo y pronto lo correteará, pero Andrés Manuel se esconde detrás de sus mentiras porque no quiere toparse con ella. El hecho de saber que más temprano que tarde tendrá que encararla, le aterra… Le aterra sobremanera.

Es pregunta…

Mientras el líder estatal del PRI Marlon Ramírez, insiste una y otra vez en que la Federación regrese a los veracruzanos más de 3 mil millones de pesos de subejercicio que el gobierno de Cuitláhuac García tuvo que devolver porque simplemente no los ejerció, y la diputada federal Anilú Ingram lucha denodadamente porque el Poder Legislativo, o mejor dicho, los diputados de Morena y sus aliados, no le vayan a entregar al presidente López Obrador el control del presupuesto, uno se pregunta ¿dónde están los demás líderes opositores de Veracruz?

¿Dónde está el presidente estatal del PAN Joaquín Rosendo Guzmán Avilés y sus legisladores? ¿Dónde está Jesús Alberto Velázquez Flores, líder de lo que queda del PRD y sus legisladores? Si están en cuarentena, también lo están Marlon y Anilú que desde sus hogares no han dejado de señalar los desatinos y abusos de la 4T.

¿Y ustedes qué, don Joaquín y don Jesús? Al menos asomen la cabeza con todo y tapabocas y manifiesten sus puntos de vista sobre ambos temas a todas luces perniciosos no sólo para el país, sino para Veracruz y los veracruzanos.

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