Sabiendo como sabía que no estarían presentes los miembros de su gabinete ni los representantes diplomáticos acreditados en nuestro país; que no habría invitados especiales, ni líderes campesinos, obreros, empresariales o de la oposición, y mucho menos los miles de acarreados que aguanta el zócalo capitalino, el presidente López Obrador bien pudo dar su Informe trimestral desde su oficina en Palacio Nacional. Ah pero no, cómo… primero muerto que renunciar a su protagonismo.

De entrada, reconoció el esfuerzo de los mexicanos que se han guardado en sus hogares y envió sus condolencias a los han perdido algún familiar por el coronavirus. Pero no tuvo ni una palabra de aliento, apoyo, agradecimiento o solidaridad para los miles de médicos y enfermeras que están en la primera línea de combate y que, debido a la indolencia gubernamental, lo hacen en condiciones de vergonzosa precariedad.

El llamado Informe Trimestral fueron 54 minutos de palabrería insulsa y tirados a la basura. Nunca apareció el estadista que le hace falta al país, sino el luchador social en campaña permanente diciendo cosas agradables al oído.

Entre sus dulzuras dijo que a pesar de la crisis sanitaria se crearán 2 millones de empleos. Y que tras consulta aprobada por la mayoría, los altos funcionarios (de subdirectores hasta el propio Andrés Manuel), se recortarán el sueldo y no recibirán aguinaldos.

Miente, la medida la tomó de manera unilateral y los afectados la supieron cuando escucharon el Informe. ¿Quién se cree que es para ordenar semejante disparate? ¿Acaso ignora que ese arranque de autoritarismo constituye un delito?

La creación de empleos también es otra falacia. Si no ha podido crear 150 mil en 16 meses, ¿de dónde piensa crear 2 millones en lo que resta del año?

Añadió que el sector Salud cuenta con 6 mil 425 camas disponibles de terapia intensiva y se agregarán 1,399. Es decir, estaríamos hablando de 7 mil 824 camas.

¿Será cierto el dato? Esto lo pregunto porque según el diario El Universal el sector Salud a nivel federal cuenta únicamente con 4 mil 291 camas de terapia intensiva y 2 mil 53 ventiladores que no serán suficientes cuando la pandemia se agrave.

Y como últimamente el presidente ha dicho muchas mentiras y en contrapunto los diarios “amarillistas y fifís” se han dedicado (como siempre lo han hecho) a la investigación periodística, de ahí la duda.

La propia Secretaría de Salud ha dicho que se espera el contagio de 250 mil 656 personas a nivel nacional. De ese total, 140 mil 367 necesitarán tratamiento ambulatorio, mientras 24 mil 564 serán hospitalizados. Pero 10 mil 528 contagiados presentarán cuadros graves por lo que necesariamente deberán estar en terapia intensiva.

¿Qué pasará con los 175 mil 459 pacientes restantes? O no lo preguntó el reportero o no lo quiso contestar el doctor Ruy López Ridaura, director del Centro Nacional de Programas Preventivos y Control de Enfermedades.

¿De dónde se sacarán las camas y los ventiladores restantes?

Eso vale gorro y tan vale gorro que no lo mencionó López Obrador.

Para seguir endulzando el oído prometió no aumentar el precio de los combustibles, ampliar los programas sociales, los apoyos directos a pescadores y padres de familia, crear empleos para médicos en el Ejército, Marina y Guardia Nacional. La construcción de caminos rurales y de concreto.

Además, dijo que su gobierno invertirá 25 mil millones de pesos adicionales para drenaje y mejoramiento de vivienda en 50 municipios marginados, con lo que se crearán más de 200 mil empleos directos. También habrá créditos personales del ISSSTE y créditos para vivienda del FOVISSSTE e INFONAVIT por más de 77 mil millones de pesos. No habrá aumento de impuestos ni se generarán más. Y habrá devolución del IVA con prontitud.

También informó que se reiniciará la recuperación económica “a partir de aumentar la inversión pública destinada a la creación de empleos y a otorgar créditos a pequeñas empresas familiares y a quienes se buscan la vida como pueden día con día”.

Para todo eso se necesita dinero, mucho dinero ¿de dónde se sacará? Del Fondo de Estabilización y de los recursos que se mantenían guardados en fideicomisos.

Al Fondo de Estabilización que era de 300 mil millones de pesos le restan 140 mil millones porque AMLO echó 160 mil millones al hoyo de Pemex. De los fideicomisos sólo la SHCP sabe la cantidad y el presidente ya no habló de los 500 mil millones de pesos que supuestamente hay en caja porque no existen.

Elogió a Roosevelt que sacó a Estados Unidos de la Gran Depresión de 1929, pero que no lo hizo de un día para otro sino en ocho años y jamás utilizó las recetas con las que está cocinando Andrés Manuel.

Al final lanzó a la nada tres vivas a México, recibió los honores militares y desapareció tras una enorme mampara, mientras Hugo López-Gatell se preparaba para anunciar que hasta ayer iban 2 mil 143 casos confirmados de coronavirus y 94 muertos, entre estos un policía que estuvo en el festival Vive Latino.

López Obrador está jugando con fuego y no lo quiere aceptar. No tiene la mínima idea de la crisis económica y sanitaria que se le vendrá encima y que puede hacer añicos a su 4T. Sigue mezclando la política con la pandemia y con sus recetas fáciles para mejorar a economía.

Además habla, habla, habla y habla. Tiene una necesidad casi fisiológica de hablar e invariablemente suelta el veneno de un sujeto rencoroso.

Robert Alan Dahl, profesor de ciencia política de la Universidad de Yale y uno de los más destacados politólogos estadounidenses de nuestro tiempo, sostenía que cuando el autoritarismo hace que la patología del líder se transforme en la patología del gobierno, entonces se está hablando de un sistema político enfermo.

“Entre más se habla menos se hace”, afirmaba Dahl.

Y López Obrador es un vivo ejemplo de ello.

bernardoup@hotmail.com