Para nadie es un secreto la amistad de años que han cultivado el Senador Ernesto Pérez Astorga y el Director General de Aduanas Ricardo Ahued Bardahuil. Fue Ricardo quien invitó a su amigo Ernesto a sumarse a la fórmula por el Senado de la República. Y fue el amigo de ambos, Cuitláhuac García Jiménez, quien invitó a Ernesto a ser parte de su gabinete como Secretario de Desarrollo Económico y Portuario.
El paso de Pérez Astorga por la Sedecop fue corto pero eficaz ya que impulsó la plataforma tecnológica “Ecommerce”, que permitirá la comercialización de productos veracruzanos en los mercados nacionales e internacionales, a través de la imagen Hecho en Veracruz. Y el programa “Listos para comercializar”, dirigido a veracruzanos que tengan desarrollado un producto innovador y de calidad.
Pero a finales de mayo recibió una llamada que le cambió el esquema: “El Presidente López Obrador me va a nombrar Director General de Aduanas y como eres mi suplente en el Senado ocuparás mi lugar”, le dijo su amigo Ricardo.
Tomado por sorpresa Ernesto contestó: “De acuerdo, déjame arreglar los pendientes de la oficina y hablar del tema con el gobernador. ¿Con cuánto tiempo cuento?”. “Mañana por la mañana tomas posesión”, le contestó Ahued.
Y el 29 de ese mes el empresario xalapeño extendió la diestra frente a Martí Batres que le tomó la protesta de ley como nuevo Senador de la República.
La primera ocasión que me reuní con él en un café de Xalapa, le pregunté si había sido fácil la transición de funcionario estatal a Senador y me contestó que le había costado adaptarse al cambio. “Todo era nuevo para mi y los primeros días me costó un poco ‘encancharme’. Pero fue cuestión de días para asumir a plenitud el compromiso”.
Como empresario que es y consciente de que el sector empresarial es el gran motor de desarrollo del país, Pérez Astorga es un convencido de que se deben generar enlaces y construir proyectos incentivando la participación del sector público.
Una de las Comisiones que tiene es la de Economía y Hacienda y Crédito Público, desde donde ha impulsado iniciativas que permitan detonar el potencial económico de México y de Veracruz. Otra es la Comisión de Relaciones Exteriores Asia-Pacífico-África desde donde busca generar las relaciones para atraer al país las inversiones que tanto necesita.
Desde la Comisión de Agricultura ve la oportunidad de impulsar la agroindustria y potenciar el desarrollo del campo. Y desde la Comisión de Justicia piensa generar proyectos que permitan tener un mejor ordenamiento jurídico.
El trabajo de Pérez Astorga no ha pasado desapercibido para la clase política de Veracruz, pero principalmente de Xalapa. Y aunque las elecciones intermedias tardarán 18 meses en llegar, lo ven como un serio aspirante para sacar del hoyo a la ciudad capital.
Pero hay un problema, como Senador suplente que es, no puede pedir permiso ni renunciar al cargo porque la senaduría quedaría acéfala.
¿Qué hacer?
En este país de Dios todo se puede, sobre todo si de política se trata. Un cambio a la ley por aquí; una modificación por allá y listo.
Y es que la situación para Morena en Xalapa es preocupante. Si el PRI tiene al menos media docena de buenos aspirantes a la alcaldía, el PAN no tarda en juntar otro tanto y hasta el PRD está buscando prospectos de respeto, Morena no tiene a nadie que pueda competir con fuerza y menos cargando la loza del pésimo trabajo que ha hecho el alcalde Hipólito Rodríguez Herrero.
“Morena no está resultado ser lo que esperábamos, al menos en lo que a Veracruz se refiere. Pero tiene a dos gallos de espolones; uno es Ricardo Ahued para la gubernatura y el otro es Ernesto Pérez Astorga para la presidencia municipal de Xalapa. No hay más”, me dijo un empresario xalapeño. Y no le falta razón.
De acuerdo con sondeos entre la clase política de Xalapa, cualquier candidato que ponga Morena para la alcaldía perderá ignominiosamente. La excepción se llama Ernesto Pérez Astorga.
“Es la única carta que tenemos para Xalapa. Es el único con reales posibilidades de darle otra vez el triunfo al partido” me dijo un miembro prominente de Morena.
Y uno más preguntó: “¿O acaso ves a otro en el horizonte?”
Y no, no se ve otro en el horizonte.
En síntesis, el balón está en la cancha de Morena y de su líder máximo. Todo es cuestión de que la cúpula de ese partido y el Presidente López Obrador se decidan.
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