Entre quienes aspiran a la presidencia de la Comisión Nacional de Derechos Humanos estuvo este martes en el Senado de la República nuestra paisana y representante de lujo Namiko Matzumoto Benítez. Al igual que los demás aspirantes, la señora Matzumoto tuvo cinco minutos para presentar su plan de trabajo y otros cinco minutos para responder preguntas de los senadores.

Diez minutos se me hacen una soberana jalada y una falta de respeto para quienes pretenden un cargo de tanta envergadura, pero como los tiempos de la 4T son de celeridad republicana no hubo de otra más que acatar la orden y así lo hicieron los senadores y cada uno de los 57 aspirantes.

¿Qué dijo Namiko? Puras lindezas, me imagino.

En la página del Senado no encontré su ponencia y el comunicado del mismo Senado habla de lo que expresaron los aspirantes en general, no en particular. Y esto es una parte de lo que dijeron: “Coincidieron en que el titular de la CNDH debe tener vocación y convicción, ser sensible ante el dolor y darle voz al pueblo. Además, agregaron que tiene que ser dinámico, es decir, debe salir de su oficina y estar cercano a la gente…”

Lo dicho, puras lindezas.

Tuve la oportunidad de escuchar la ponencia de tres de los aspirantes y úchale no, nada que ver con Namiko. Son personas inteligentes, brillantes y conocedoras de todo lo que hay que saber sobre Derechos Humanos, por lo que no tienen la mínima posibilidad de hacerse con la presidencia de esa Comisión.

Lo que la 4T y Andrés Manuel López Obrador necesitan en la CNDH no es un molesto contrapeso, sino un aliado servil. Y nadie mejor que Namiko para esos menesteres.

Como bien sabes lector, AMLO no acepta críticas ni aunque sean constructivas. Ay de aquel que se quiera salir del huacal porque es fusilado en el paredón de sus conferencias mañaneras. Y en ese aspecto Namiko no le dará nada de guerra; es una mujer que se adapta a las circunstancias y necesidades patronales.

Como Secretaria Ejecutiva que fue de la Comisión Estatal para la Atención y Protección a Periodistas no hizo nada por los compañeros, pero sí mucho porque su patrón Javier Duarte no saliera embarrado en señalamientos sobre amenazas y persecución a periodistas.

Lo anterior le valió que Javier se fijara en ella para la presidencia de la Comisión Estatal de Derechos Humanos donde no la propuso, sino que la impuso a la brava y contra viento y marea.

Tan bien ha funcionado como aliada del poder, que es muy probable que tanto Yunes Linares como Cuitláhuac García estén agradecidos con su enemigo Duarte de Ochoa por tan atinada imposición.

Si a López Obrador le pega en el hígado todo lo que huela a autonomía y odia los contrapesos, puede tranquilizarse en cuando a la Comisión Nacional de Derechos Humanos. Si se decide por Namiko encontrará en ella a una diligente y obediente defensora y aliada.

A como se están cocinando las cosas entre el Presidente con los organismos autónomos, tengo fundadas sospechas de que después de su comparecencia en el Senado, Namiko Matzumoto será la nueva presidenta de la CNDH.

Si así sucede, mis sinceras felicitaciones a la señora por su envidiable buena suerte. Y mi más sentido pésame a los mexicanos y a los Derechos Humanos de este país.

bernardogup@hotmail.com