Poco antes de asumir la gubernatura de dos años en 2016, Miguel Ángel Yunes Linares diseñó un plan para que su gobierno se alargara del 2018 al 2030 mediante sus hijos Miguel Ángel y Fernando.

El plan consistía en hacer como que gobernaba y como que hacía muchas obras, y en disponer de recursos públicos para promocionar la campaña del mayor de sus vástagos. También se afianzó como mandamás del PAN estatal al imponer a su ujier José de Jesús Mancha Alarcón. Al Congreso lo tuvo de su lado con la mayoría panista en la LXIV Legislatura. Y en la Fiscalía General del Estado colocó a su abogado Jorge Winckler Ortiz.

Era un plan casi perfecto. Y si digo casi, es porque tenía un hoyo negro que el gobernador siempre se negó a ver. Su infinita soberbia nunca le permitió contemplar el escenario de la derrota. Nunca nunca nunca le pasó por la cabeza que podría perder la elección del 2018 y no se preparó para ello.

En su escape al futuro desvió recursos en el entendido que su sucesor Miguel Ángel Yunes Márquez se encargaría de ocultarlos; se pasó por el arco la autonomía del Congreso y violó la ley al ordenar que encarcelaran a sus enemigos (independientemente de los duartistas) a los que les fabricó acusaciones ruines por falaces.

También se dio tiempo para mandar al diablo a los empresarios, a los medios de comunicación y a sus amigos y compadres como el cacique que siempre le fue fiel, Joaquín Guzmán Avilés al que desdeñó por el sumiso tuxpeño José de Jesús Mancha.

Pero sin duda su error más grande, fue ponerse al tu por tu y ofender a un candidato a la presidencia que tenía más del 60 por ciento de las preferencias electorales y subía todos los días.

Y es que, insisto, nunca estuvo en su radar perder la elección del año anterior. De haber pensado en esa posibilidad quizá no habría cometido tarugadas de las que puede arrepentirse muy pronto.

Para la historia quedarán las fotos del reportero gráfico Miguel Ángel Carmona, donde se le aprecia pasmado y azorado cerca de un balcón de Palacio de Gobierno, mirando en su celular los resultados del conteo rápido que desde un principio dieron como ganador al candidato de Morena Cuitláhuac García Jiménez.

Ese fue el primer carambazo que recibió y lo tambaleó políticamente.

El segundo fue hace casi dos meses cuando el Tribunal Electoral de la Federación anuló la elección del PAN que le había dado el triunfo a Pepe Mancha sobre Guzmán Avilés y ordenó la repetición de los comicios.

Yunes Linares apostó todas sus fichas a la reelección del gris tuxpeño que nomás no levanta mientras Guzmán Avilés va en caballo de hacienda rumbo a un triunfo casi seguro.

El tercero y quizá definitivo mandarriazo lo recibió este martes cuando el Congreso local suspendió temporalmente al Fiscal Jorge Winckler.

Con este golpe el exgobernador quedó casi en la indefensión no solo política sino judicial.

Con el abismo bajo sus pies, el único hilo así de delgadito al que se está aferrando se llama José de Jesús Mancha. Pero si este domingo su pupilo pierde la elección por la dirigencia estatal del PAN, su sueño de volver al poder mediante uno de sus hijos y continuar gozando de impunidad habrá llegado irremediablemente a su fin.

Y puedes apostar lector, a que el mundo comenzará a venírsele encima.

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