La cifra de muertos por la masacre registrada en un bar de Coatzacoalcos, Veracruz, continúa subiendo. En el Centro Integral de Justicia deCoatzacoalcos familiares esperan su turno para reconocer a las víctimas mortales.

En medio del calor abrasador del sur, madres, padres, hermanos, primos, sobrinos y amigos esperan a el nombre de su ser querido sea mencionado en voz alta para ingresar al edificio para reconocer el cuerpo sin vida.

Sin embargo, la magnitud de la tragedia provocó que no hubiera la capacidad de albergar los cuerpos sin vida y que decenas de personas fueran trasladadas a las instalaciones del Servicio Médico Forense “Dr. Carlos Hugo Enríquez” en Cosoleacaque.

Al dolor por la muerte de su familia, se sumó el viacrusis que padecieron para recorrer los 20 kilómetros que separan ambos municipios.

“Aquí en Coatzacoalcos te avisan y te tienes que trasladar a Cosoleacaque a reconocer el cuerpo y luego regresar aquí por el papeleo. Es horrible tener que andar como zombies de un lado a otro en medio del dolor”, explica Alma Delia, cuyo hermano, Ulises, falleció en el atentado.

Los que han capitalizado la tragedia son las empresas funerarias quienes cobraban hasta en mil pesos el traslado de los cuerpos de un lugar a otro. Aunque en estos lugares se realizarán algunos de los velorios la mayoría de las víctimas serán llevados a sus casas. Y es que la situación económica no les permite pagar una sala de velación.

El enojo es palpable entre la gente de Coatzacoalcos que asegura que pese a los anuncios por parte del gobernador Cuitláhuac García Jiménez y del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador de mandar más policías y a la Guardia Nacional a la zona, los crímenes siguen.

“Parece que quieren tapar el pozo con el niño muerto pero le aseguro que una semana después de esto la policía se vuelve a ir y nosotros seguimos padeciendo. Ahorita porque estuvo muy feo, con casi 30 muertos, pero aquí los asaltos, los secuestros y las balaceras son cosas de todos los días”, aseguró María Eugenia, ama de casa.

Fuente: Karla Cancino | Diario de Xalapa