¡En la cascada de libertades al amparo del nuevo régimen, los duartistas resultaron blancas palomas!

 

Juan Antonio Nemi es todo un caso.

Luego de escenificar un pretendido escape al estilo James Bond por la zona residencial del Puebla, un malhadado día como hoy, pero hace un año cuando fue aprehendido por la policía ministerial y llevado a Pacho Viejo, acusado por un desvío de 30 millones que debieron destinarse a la Torre Pediátrica de salud.

Ya en Pacho Viejo, nueve meses después y de manera por demás sorpresiva deja el penal al dictarle la jueza de Control, Alma Aleida Sosa (esa jueza va a terminar en la cárcel), prisión domiciliaria por “daños en la columna y dolores intestinales”.

Hasta ahí todo aparentemente bien, salvo por las exageraciones familiares de que estaba a punto de morir.

No fue así.

Ello de tal suerte que vivito y coleando no bien terminaba gobierno de Miguel Angel Yunes, se puso a declarar sin ton ni son que era inocente –todos los reos dicen lo mismo-, que era un preso político, que nunca se robó un peso –tal vez fue un poco más- y que debía estar libre para reclamar juicio político contra el Fiscal, Jorge Winckler, igual que el distinguido caballero, Arturo Bermúdez, otro a quien hay que pedirle perdón de rodillas.

Sin rubor el ex Secretario de Salud Juan Antonio Nemi Dib y ex conductor del programa televisivo “¡El Molcajete!”, de corte más casero que cultural, trata de limpiar su imagen a costillas de quien sea y a su estilo de sirio arrogante, pisoteando a quien sea.

Nemi piensa que no hay memoria, que a la opinión pública –como al él- le da amnesia o que la impunidad es un valor moral.

Celebre por lo conflictivo, se le recuerda aquel 18 de mayo de 2015 cuando en plena conmemoración del XXV aniversario luctuoso a Rafael Hernández Ochoa, el entonces secretario ejecutivo del Consejo Estatal de Seguridad Pública, Juan Antonio Nemi Dib, explotó en contra del secretario de Salud, Fernando Benítez Obeso, llamándolo “hijo de la chingada”.

El punto es que tras su paso por la administración pública se ha comprobado en diferentes momentos su enriquecimiento a costas del erario público, afectando la aplicación de los recursos a los programas más vulnerables, como los de salud y los del DIF, instituciones que encabezó este multichambas.

Que no nos venga ahora con piel de cordero a decir que es la mar de honestidad y que sus enemigos han abusado cuando tras su paso como Director del Sistema de Desarrollo Integral de la Familia, se le hicieron señalamientos concretos por compras ficticias y empresas fantasma, a lo que con uñas y dientes se aferró a afirmar que él no fue, que quien lo hizo fue el Administrativo en ese entonces, Antonio Tarek Abdala.

Posteriormente en la Secretaria de Salud, tras su vergonzosa salida, quedó demostrado, no solo en denuncias periodísticas, que dejó prácticamente en la quiebra al sector través de su sociedad con el potentado más transa de Xalapa, Andrés Beceiro.

Así, para Nemi cuando no es Ricardo Sandoval, su ex colaborador, quien por cierto –este sí- lo tiene demandado, o es Beceiro, su proveedor o es el “abusivo” sindicato… “pero ¡Yo no fui!”, argumenta.

Hay personajes que por su cinismo y cachaza a su paso por la administración son recordados, otros por su capacidad de saqueo, otros más por mancharse las manos de sangre, Nemi ha de cuadrar en uno de esos perfiles.

Más pruebas.

En la administración gubernamental anterior, la entonces Secretaria Ejecutiva del Sistema y Consejo Estatal de Seguridad Publica, Ana Cristina Ledezma, interpuso una denuncia ante la Fiscalía General del Estado (FGE) por el presunto desvío de 59 millones de pesos.

Y aunque la denuncia fue en contra de quien resultase responsable, afirmó que podrían llamar a declarar a quienes ocuparon el cargo en el periodo que llegaron los recursos: Juan Antonio Nemi Dib y Francisco Portilla Bonilla.

Por ello llama la atención su vehemencia declarativa que en el bote pronto pareciera creíble “Sandoval y Benítez si robaron, ¡Yo no!” o eso de “Me golpearon brutalmente, me amenazaron a mí y a mí familia y me pidieron 5 millones de pesos”… O esa perla de “Viví un infierno y el culpable es Miguel Angel Yunes”, declaración hecha 13 días después de que se fue Yunes del gobierno.

¿Y los güevos?

“Cuando me pidieron cinco millones yo les respondí… oigan yo cinco millones nunca los he visto en mi vida…”, se defiende.

Mmm…

Tal vez no los ha visto porque se fueron directo a sus inversiones inmobiliarias en Puebla.

En fin, a otro perro con ese hueso.

Tiempo al tiempo.

 

Nota.- Esta columna se dejará de escribir por el periodo de fiestas de fin de año. Nos vemos y escribimos pasando el Guadalupe-Reyes. Gracias!

 

*Premio Nacional de Periodismo