Jorge Arturo Rodríguez
Días… ¿de qué?
No sé qué días sean estos, si días de guardar, días de silencio, días de gritar, días de mandar todo a la chingada, días de pelear, días de olvidar, días de odio, días de chingar al prójimo, días de descansar, días de vacaciones, días de esperar, días de vaya a usted a saber…en ese orden o al revés, da igual; como también pueden ser días de violencia, días de mentir, días de burlarse, días de procrear, días de menstruar (con perdón de las mujeres, a quienes les debo mucho, empezando por mi madre, porque en estos tiempos hay que cuidarse mucho de lo que se dice, por aquello de la interpretación errónea que no mala, mucho menos mal intencionada, ¿o es lo mismo?, es un juego de lenguaje que se está perdiendo o se ha perdido, ¿dónde la literatura lúdica?, en fin). Como decía, no sé qué días sean estos. El caso es que parece que estamos como desconectados de nosotros mismos, ahora más con eso de las fiestas decembrinas y la llegada del mesías… Amlo, que no Jesucristo -¿ese quién es?-, y del atiborramiento de compras, gastos más gastos, ya vendrá la cuesta de enero, mientras a desperdiciar como tontos…
Por cierto, según la RAE, tonto o tonta: persona con falta o escasa de entendimiento o de razón, aunque hay otras acepciones, pero me quedo con esta, pa’ que buscarle, no vaya a hacer que me encierren por el delito de bailar el chachachá.
Hace poco leí un artículo titulado “El calentamiento global podría volvernos tontos, revela estudio”, del cual les comporto lo siguiente: “Un estudio publicado en Reino Unido arrojó que una de las consecuencias del cambio climático es que las personas se volverían tontas. Pese a que se tienen diversos estudios respecto a los efectos reales del calentamiento global en los humanos, estas consecuencias todavía son insospechadas. De acuerdo con la investigación de la University College de Londres, las emisiones de dióxido de carbono podrían afectar nuestra memoria, concentración y toma de decisiones. Es decir, el calentamiento global podría hacernos más tontos. El rendimiento cognitivo humano disminuye con el aumento de los niveles de CO2” apunta la investigación. La Universidad afirma que estos efectos podrían verse dentro de las próximas décadas”. ¿Acaso no ya lo estamos? Dijera mi madre: cada día más tonto, aunque en realidad decía: cada día más loco. Pero, bueno, creo que alcanzan a entenderme, ¿o no? Me lleva la que me trajo.
El chiste del asunto este del cambio climático y del fin del mundo (¿es para tanto, tonto?), es que estamos de cabeza. Ahora resulta que hay que cuidarse, repito, hasta de tus expresiones. Porque me encontré un artículo que no tiene desperdicio y se los comparto completo: “La organización Personas por el Trato Ético de los Animales (PETA) indica que así como el racismo y la homofobia son inaceptables, algunas frases cotidianas deberían cambiar para no fomentar la crueldad animal.
“¿Te gusta tomar atajos y ‘matar dos pájaros de un tiro’? ¿Ante la adversidad eres frontal y ‘tomas al toro por los cuernos’? La organización PETA te pide más respeto hacia estos seres vivos.
“La organización dedicada al rescate y defensa de los animales así como a fomentar el respeto a los derechos de las especies, publicó vía Twitter que así como el racismo y la homofobia son inaceptables, existen frases que trivializan y fomentan la crueldad hacia los animales.
“En su tuit señaló algunas de esas frases con una contraparte que, indican, ayudará a las personas a concientizar y a apreciar a los animales como lo que son.
“Las palabras son importantes y, a medida que nuestra comprensión de la justicia social evoluciona, nuestro lenguaje evoluciona junto con ella. Aquí es cómo eliminar el especismo (preferencia hacia una especie sobre otra) de sus conversaciones diarias”, dicta la publicación.
“En el tuit anterior, la organización utiliza frases como ‘Matar dos pájaros de un tiro’ y recomendó sustituirlas con ‘Alimentar dos pájaros con un solo bollo’, o ‘Tomar al toro por los cuernos’ por ‘Tomar a la flor por el tallo’.
“Otras frases como ‘Be the guinea pig’ que en español decimos ‘Ser el conejillo de indias’, debería ser sustituida por ‘Ser el tubo de pruebas’, así como ‘Beat a dead Horse’ o ‘Derrotar a un caballo muerto’ por ‘Alimentar a un caballo satisfecho’.
“Otra frase que el tuit señala que debería cambiar es ‘Bring home the bacon’, que en español se traduce en ‘Traer a casa el tocino’. PETA recomienda decir ‘Bring home the bagels’, en español ‘Traer a casa los panecillos’. En este caso particular, los mexicanos sí solemos utilizarla como PETA recomienda, con la cotidiana frase ‘Ganarse el pan de cada día’ o ‘Traer el pan a casa’”. (elfinanciero.com.mx, 05-12-18). O sea, alguien tiene que llevar los frijoles y los huevos a la casa, ¿o no?
En todo caso, pa’ no perder la costumbre, porque es más fuerte que el amor, y más en estos días de amor y paz navideños y de fin de año, aunque la violencia siga y el cambio de México continúe, les comento que en la vida hay que ser un poco tonto, porque si no lo son sólo los demás y no te dejan nada, escribiera Ramón Gómez de la Serna.
De cinismo y anexas
Con eso de las remuneraciones (ricachones), salarios (asalariados), peones, albañiles, pobretones y míseros mexicanitos, les cuento que “un tío que va a buscar trabajo en una empresa y le dice el gerente:
– Ahora entrará ganando 700 euros y dentro de tres meses le subiremos a 2.000.
– Bueno, pues ya volveré dentro de tres meses”.
Ya pa’ terminar, ahí se las dejo:
“El poeta francés Alphonse de Lamartine (1790-1869) escribía en el año 1831: “El pensamiento se difundirá en el mundo a la velocidad de la luz, instantáneamente escrito y comprendido hasta los confines del globo. No tendrá tiempo para madurar —para acumularse en un libro; el libro llegará muy tarde. El único libro posible a partir de hoy es el periódico”.
Va la penúltima:
“Se pensaría que el escritor más tardío en publicar su primera novela fue Giuseppe Tomasi di Lampedusa, quien terminó de escribir El Gatopardo a sus sesenta y un años; pero Nikos Kazantzakis publicó Zorba el griego a sus sesenta y tres años; y sobre todo: Henri-Pierre Roché publicó Jules et Jim a sus setenta y cuatro años”. (Nexos, diciembre de 2018).
O sea, aún me queda tiempo. Ahí se ven o me leerán.