Inadmisible que a 65 años del voto femenino persista, y avance, la violencia de género dentro de los poderes de la Unión. El comportamiento del diputado Gerardo Fernández Noroña hacia las mujeres pone el tema en los reflectores. Entre los casos más sonados de sus acometidas recordamos la agresión a la diputada Ruth Zavaleta al acusarla de “entregar el cuerpo”; en julio del 2018 a María Conchita Alonso por compartir en redes un video con niños de Venezuela y mostrar la emergencia humanitaria.  “Mándanos un basurero tuyo mostrándonos en que basurero comes”, le escribió Quien se dice sociólogo en su cuenta de Twitter.

 

A distancia de la circunstancia política que enfrenta hoy la ex secretaria de Sedesol. Rosario Robles Berlanga,  asunto que tendrán que resolver las instancias correspondientes,  habría que analizar la violencia de género ejercida por el diputado petista Fernández Noroña, en y desde, el poder legislativo  ¿Es tolerable que un representante social violente a las mujeres desde una curul?

Más que un sociólogo, como dice Fernando Coca, “Es un Narciso que encontró en la política la forma de hacer crecer su ego”.

 

No únicamente vemos la discriminación de las diputadas y senadoras en la adjudicación de las presidencias de las comisiones, donde se toman las más importantes decisiones del país, sino que el comportamiento misógino de algunos legisladores ha quedado expuesto. Lo expone el caso del Pornochat del panista Ismael García Cabeza de Vaca, donde se presume trata de mujeres o, el caso de las “manuelitas” en Chiapas y  ahora el de Rosario Robles, con la cuestionable conducta del diputado dirigiéndose a la secretaria de la SEDATU, con términos misóginos y discriminatorios, entre otros.

 

Durante la comparecencia de la exjefa de Gobierno del DF, el representante del PT en San Lázaro, tomó  tribuna para cuestionar a Rosario Robles, porque no le “gustó lo que exponía y en lugar de argumentar su postura legislativa con evidencias del asunto que lo ocupaba, además de gritarle “cínica y burlona”, la descalificó, con un asunto personal, evidenciando su naturaleza machista.

“Ahí está el libro de Carlos Ahumada, Derecho de réplica, del que fue su amante, que la pinta de cuerpo completo”, soltó en la máxima tribuna soberana.

 

Ser o no ser amante, esposa, hija etc, no es argumento a usar para abonar a un alegato legislativo, sólo exhibe un nivel de debate inadmisible. Un primer paso, en los hombres que se precien de serlo, es reconocer que la violencia patriarcal es un aprendizaje que también se puede erradicar. En este caso no hubo ni arrepentimiento ni disculpas, y  en lugar de asumir su responsabilidad, contestó burlándose vía twitter:

 

“Dicen las diputadas del @PRI_Nacional que soy patán. Si hablar con la verdad es patanería, soy muy patán. #soypatan” respondió.

 

Sus incondicionales le celebraron la actitud que fomenta la violencia feminicida, es decir, la forma extrema de violencia de género contra las mujeres, producto de la violación de sus derechos humanos, en los ámbitos público y privado, conformada por el conjunto de conductas misóginas que pueden conllevar impunidad social y del Estado. Es una afrenta a las mujeres en la residencia de la soberanía del país.  

 

En ese contexto y desde tribuna, comprensible es que la diputada federal por Veracruz, Anílú Ingram Vallines, única mujer que encaró a Fernández Noroña, lo haya considerado “un patán” por agredir a mujeres y a quien se le antoje, poniendo en entredicho la “moral” de la cuarta república. El adjetivo patán,según la academia significa: Hombre que se comporta de forma ignorante, tosca y grosera.

 

La vicecoordinadora de la bancada del PRI en la cámara de diputados, Ingram Vallines, está posicionándose como una de la legisladoras más aguerridas en tribuna, y su intervención en la embestida de Fernández Noroña dio muestra que la oposición del PRI trae con que enfrentar abusos. El lamentable hecho pone la atención en la conducta del legislador en contra de las mujeres.

 

Anilú Ingram, secretaria de la Comisión Permanente de Infraestructura e integrante de la Comisión de Desarrollo Social, es una joven que prosperará mucho por su labor legislativa, con dignidad republicana y con creciente perspectiva de género. No se duda que Noroña tomará represalias como acostumbra. Por lo pronto ya atacan sus trolls la cuenta en Twitter de quien fuera presidenta del Congreso de Veracruz. (https://twitter.com/lancerte89 https://twitter.com/Maribel24663829 entre otros)  

 

Fernández Noroña, no solo utilizó la tribuna para arremeter contra la titular de Sedatu, minutos después buscó agresivo entre las curules a la diputada por Sinaloa, Erika Sánchez,  por cierto embarazada, para encararla por haberle interpelado desde su curul. Fue un diputado quien lo detuvo en su intento de embestida a la legisladora y la legisladora veracruzana lo desafió de frente.

Descalificar a las mujeres por su oficio o calidad “moral es violencia simbólica  que legitima el orden establecido a través del lenguaje que transmite y reproduce la cultura dominante y las desigualdades de género. Este hecho exhibió que el patriarcado no está desmantelado en el poder legislativo, quedando de manifiesto que las relaciones de poder, históricamente desiguales entre mujeres y hombres, siguen en pie.

 

Las feministas, que aprecio y admiro, en la cámara de diputados olvidaron por un momento la lucha contra la violencia feminicida y  les ganó el ajuste de cuenta de una izquierda que cuestiona acremente a una mujer que fue antes una valiosa activista aliada. Incluso omitieron la violencia simbólica con la que se está tratando el caso de las empresas fantasmas, que pese a conocerse origen y operación le ponen cara de mujer, como señaló Robles. Las primeras detenidas fueron mujeres -y eran víctimas- y todo indica que serán las sacrificadas porque los autores del atraco están, libres o por ser exonerados, millonarios y muy campantes.