El presidente Daniel Ortega advirtió al Gobierno de Estados Unidos que “no debe meterse con Nicaragua” además de pedir que a su gobierno “respetar” a Nicaragua si verdaderamente quiere contribuir a la paz, en medio de la más grave crisis de las últimas décadas en la nación centroamericana.

Al frente de un acto ante simpatizantes sandinistas en Managua, el mandatario aludió a la posición del Gobierno de Donald Trump, bajo cuyos auspicios se celebró este miércoles una reunión del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que abordó la crisis nicaragüense.

A los Estados Unidos les decimos que, si quieren ayudarle al pueblo nicaragüense que, si quieren contribuir a la paz, lo mejor que pueden hacer y deben hacer es no meterse con Nicaragua, respetar a Nicaragua”, exclamó el mandatario, de 72 años.

En la sesión informativa del Consejo de Seguridad, Estados Unidos, Francia, Holanda, Reino Unido, Perú, Costa Rica, Polonia y Kuwait urgieron a Ortega el cese de la represión gubernamental, el desarme de los grupos paramilitares y la reactivación del diálogo con la opositora Alianza Cívica, suspendido en julio pasado.

Pero Rusia y China, secundados por Nicaragua y sus aliados Venezuela y Bolivia, argumentaron que el conflicto nicaragüense no es del interés del Consejo de Seguridad de la ONU ya que “no representa una amenaza a la seguridad regional o internacional”.

Dirigiéndose a “los gobernantes y congresistas norteamericanos”, Ortega recordó la invasión militar del aventurero estadounidense William Walker, en 1856, y dijo que “el injerencismo sólo provoca más dolor”.  “Nicaragua es una nación digna y soberana que merece respeto”, insistió.

También argumentó que su Gobierno, al que la oposición acusa de la muerte de hasta 481 personas y más de 3.000 heridas en los últimos cuatro meses, quiere realizar “un diálogo entre las familias, para “consolidar la paz y la estabilidad sin importar la posición política que tengan”.

Al referirse a sus adversarios como “los otros nicaraguenses”, aseguró que ellos deben “eliminar la violencia” y que también “tienen derecho de realizar manifestaciones pacíficas”.

La crisis de Nicaragua estalló en abril pasado con una protesta estudiantil y se agravó tras la violenta acción de la Policía y paramilitares contra manifestantes civiles. Según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la OEA, más de 320 personas murieron y al menos 2 mil resultaron heridas, aunque el Gobierno sólo registra 198 muertes.