De pronto la risita burlona de los chairos se borró al tiempo que la arrogancia y prepotencia de los azules se tornó en seria preocupación.

Ya no fue, Pepe, el duartista condenado de manera irremisible a la derrota. Tampoco el que no salía del tercer lugar acompañado de la dama del buen decir,  July Sheridad, sirvienta de los Yunes.

“¡Se nos está colando ese cabrón! Fue el grito del estridente de Palacio.

Y es que luego  de ir en primer lugar el jovenazo fresa, Miguel Angel Yunes Márquez, que no habla con gente corriente, pasó literalmente al tercer lugar.

De nada sirvió gastar tanto en encuestas.

En nada ayudó la prensa fiel, no la de Fidel. Carretadas de billetes fueron echadas a la basura en publicidad en redes sociales para nada y lo peor, los leales –los azules, los ex colaboradores de Duarte aliados y los amenazados- listos a la traición en secreto.

Nuevas revelaciones sobre el voto en contra auguran una final en donde “Chikiyunes” ¿por qué le dirán así? no se llevará la victoria.

Al final del día todo indica que al final de la jornada, la disputara será entre Cuitláhuac García y Pepe Yunes en un pelea en donde si funciona el voto cruzado tal vez nada tenga que hacer el de Morena frente a un equilibrado y experimentado al que parece no lo derrotarán los número mágicos de las encuestas ni la mala sombra del Duartismo.

Pepe, cual lobo estepario  hizo en solitario su chamba.

Se fue a recorrer una y otra vez todos los rincones de Veracruz exponiendo un proyecto viable y realista, todo sustentado en lo que hizo no por un municipio como fue el caso de Boca del Río, sino por una entidad de más de ocho millones de veracruzanos.

Acudió a los dos debates en donde jamás profirió insulto o agresión alguna y jamás quiso cacarear el triunfo en tales encuentros.

Actuó de manera similar a cuando se terminaban las obras federales por él gestionadas, sin alardes e incluso dejando que el gobernador Miguel Angel Yunes las presumiera como propias.

Ya con  la candidatura en la bolsa tampoco peleó con los de su clase. Dejó a Héctor que repartiera el pastel a conveniencia sabedor que una vez en la gubernatura el juego no sería igual.

Bien sabía el hoy candidato José Francisco Yunes Zorrilla, ¡Llámenme Pepe! lo que traía entre manos.

Del respaldo con que podía contar de parte de los veracruzanos y la respuesta de su partido, el PRI, agraviado, ofendido, vituperado y difamado por los adversarios y también por los de casa.

Hoy, a menos de dos semanas de la jornada electoral que habrá de definir quién nos va a gobernar los siguientes seis años –que no 18 años como amenazó “cueste lo que cueste” el gobernador Yunes Linares en herencia total a sus chamacos- perdieron credibilidad los juegos mediáticos.

Latente el voto oculto en la operación de Pepe que está muy por encima de las cajas chinas de Miguel y las aprehensiones –el Día del Padre- del ex Fiscal Luis Angel Bravo Contreras.

Son los votantes indecisos, los volátiles y los silenciosos en quienes confía el triunfo.

Es el 1.8 millones de votantes veracruzanos que a menos de dos semanas de las elecciones no saben por quién votar y que aún no están convencidos de las bondades de Morena y menos de la propuesta de una herencia monárquica.

Son incluso los del llamado “voto volátil”, esa mitad de los encuestados que asegura que aun cuando haya manifestado una intención del voto todavía puede cambiar al revisar las opciones que tengan en la boleta, incluso por propuestas en temas específicos que modificarían su decisión.

Y está del “voto oculto”, ese  que la gente mantiene en secreto por temor a ser agredido o atacado por el aparato gubernamental al hacer pública, a nivel familiar o de grupo, su preferencia.

Es ahí donde justamente se ubica el 50% de los que en las encuestas hechas públicas se colocan en una altísima tasa de rechazo. Es donde está el punto de quiebre de diez puntos que lo llevarían a la gubernatura considerando que su voto leal es de casi un millón.

En estos tres grandes apartados sustenta Pepe Yunes la clave de su triunfo el próximo primero de julio en donde ya no habrá más que la persona frente a la casilla, al elector frente al abanico de opciones.

Que si el futbol incide para darse cuenta que nada escrito es otro boleto.

Es el trabajo de los aspirantes y sus antecedentes lo que habrá de contar. Ya la sociedad civil está despierta y no se dejará engatusar por juegos escenográficos de última hora.

Hoy, como dicen los que saben de análisis y prospectiva, lo que está en juego no es quien nos detalla mejor como son los problemas que nos aquejan, sino quien cuenta con la mayor experiencia y capacidad probada para proponer soluciones viables frente a nuestros problemas reales.

Y todo indica que es por el lado de quien la oposición ve como el patito feo… “¡Es pepe!”, se grita a sotto voce.

Tiempo al tiempo.

 

*Premio Nacional de Periodismo